«EN UNA HUELGA PARÉ EL TREN Y LO BASCULÉ»
El que no lo ha vivido no sabe lo que se pasa durante una huelga». Ángela Maso habla desde la experiencia y desde el recuerdo, sobre todo, de una huelga de tres meses, con los niños y sin tener que darles de comer. «Nadie nos daba nada», asegura.
Mientras los maridos estaban encerrados las mujeres tomaban las riendas de las protestas y Ángela era de las que iban en cabeza: «Hice de todo: paré el tren y lo basculé».
Tiene 53 años y aunque nació en Páramo, hija, esposa y hermana de minero, lleva más de 30 en El Escobio, la barriada que a mediados del siglo XX construyó la empresa Victoriano González para alojar a sus trabajadores. Ella quiso irse a Ponferrada cuando su marido se retiró, «pero a él no le gusta. Aquí tenemos la huerta y estamos tranquilos, con nuestra paga».
Su vecina, Orlanda Almeida, vino de la Sierra de la Estrela, en Portugal, hace 33 años y sigue en El Escobio, con su ganchillo y sus recuerdos. En el poblado, ahora ruinoso y desconchado, había un cine. «Aquí traían a las mejores artistas para la fiesta de Santa Bárbara, a los hombres les daban una botella de anís...»