Diario de León

La economía se pone verde

La transformación de la comarca descansa en proyectos locales ligados a la naturaleza La comarca del Bierzo busca nuevos yacimientos de empleo para dinamizar su desarrollo. Y ha empezado explorando la «economía verde». La restauraci

León

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Desde el conocimiento. Es la perspectiva desde la que se aborda el futuro de las nuevas generaciones de las cuencas mineras. La transformación social y económica de la comarca del Bierzo, «el cambio» que se pretende impulsar desde la Ciuden, descansa en pequeños proyectos locales que empiezan a arraigar nuevas opciones de empleo vinculadas al medio natural y a las aplicaciones energéticas sostenbiles. Es el caso de los programas de formación ocupacional en restauración natural y viverismo que ya siguen 40 alumnos-trabajadores del Bierzo Alto, los planes de desarrollo territorial orientados a la investigación forestal o los proyectos a los que se han adherido casi todos los municipios bercianos para ahorrar energía en los edificios y lugares de uso público.

«Alrededor de todo esto se genera esperanza y movimiento», sostiene el alcalde de Igüeña, el socialista Alider Presa. Este municipio acoge la construcción de un centro de formación especializado en reforestaciones y trabajos selvícolas que ya da trabajo a 48 personas, 20 de ellas con un contrato de aprendizaje en la Escuela Taller para menores de 24 años y otras 20 en el taller ocupacional de adultos. Se encuentran provisionalmente en la Casa de Cultura de Pobladura de las Regueras, pero en los próximos meses pasarán a ocupar el nuevo aulario. En el nuevo edificio se ubicará un laboratorio y un banco de semillas y se ha previsto una superficie de dos hectáreas de producción en viveros de todo tipo, incluido uno para las especies tropicales que se plantarán en el Bosque del Carbonífero del Museo Nacional de la Energía que se ubicará en Ponferrada.

Viveros muy vivos

Los 3.000 metros cuadrados de plantaciones autóctonas, los mil metros cuadrados destinados a especies de raíz y los 600 metros cuadrados de vivero producirán la vegetación necesaria para restaurar escombreras de carbón, probablemente el mayor problema que padece el paisaje del Bierzo, de norte a sur y de este a oeste.

La situación alcanza tal trascendencia que uno de los primeros documentos elaborados por la Fundación Ciudad de la Energía es el plan director para la restauración paisajística y la recuperación ambiental de los espacios degradados por la minería. Este informe, avalado por 25 expertos de siete centros de investigación distintos y varias universidades, desvela que en el Bierzo hay más de 571 escombreras de carbón que ocupan una superficie de 5.031 hectáreas de territorio. Hay municipios, caso de Fabero, donde la superficie ocupada por este tipo de espacios supera la cuarta parte del territorio total del ayuntamiento.

Los responsables del plan director decidieron realizar su primera intervención en Tremor de Arriba, donde dos escombreras de siete hectáreas mordían parte del casco urbano. Iniciaron las actuaciones en el 2008 con la colocación de una tonelada de abono y la plantación de herbáceas fijadas al suelo con malla de coco. En el 2009 se revegetó y entre este año y el que viene se realizará la plantación de robles. Todo este proceso está siendo monitorizado dentro de un programa de investigación dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

Se fijan en Navalcarnero

«Trabajan dos veces al año, en verano y ahora en octubre y noviembre. En verano se extiende el abono y en este momento se realiza la siembra», explica con entusiasmo la directora del taller ocupación, Pilar Bugarín. Esta semana que entra iniciarán una plantación en el vivero de Navalcarnero (Madrid), centro nacional de referencia en viverismo, y más adelante trasplantarán los esquejes en el vivero que se construye en Igüeña.

El director del programa de restauraciones, Luis del Riego, avanzó que ya se trabaja en la planificación de un nuevo proyecto para recuperar escombreras de carbón en Bembibre durante los próximos cuatro años. El plan director que orienta los criterios para intervenir en las zonas degradadas en función de su peligrosidad para las personas y el medio ambiente aconseja intervenir en este municipio, donde existen 239 hectáreas de terreno ocupadas por 35 restos de explotaciones mineras, dos de ellas con una superficie que supera las 30 hectáreas. En opinión de los expertos, la proliferación de escombreras adquiere una magnitud «excesiva» en la cuenca carbonífera del Bierzo. La restauración de todos los espacios degradados por la minería en esta comarca absorbería una inversión de 600 millones de euros, algo que admiten como «inabordable» a corto y medio plazo.

De momento, el inventario con el que se trabaja se está actualizando. A mediados de año se acabará el trabajo de campo y, a partir de ese momento, se iniciará el análisis de los datos para sacar las primeras conclusiones, proceso que tardará aproximadamente tres meses. Entonces se tendrá un diagnóstico más pormenorizado del número y situación de las escombreras y nuevos criterios para su clasificación en función de los factores de riesgo para personas o bienes, de las repercusiones económicas y sociales de la rehabilitación y de otras consideraciones históricas, legales o ecológicas. Según los datos que manejan por ahora, las escombreras con una extensión menor de una hectárea representan entre el 40% y el 50% respecto al número total de zonas catalogadas, excepto en Fabero y Páramo del Sil, en donde los restos de explotaciones con una superficie de cinco o más hectáreas representan más de la mitad. Más de 80 de las 571 escombreras que hay en el Bierzo ocupan una superficie mayor a diez hectáreas y, de esa cantidad, 30 tienen más de 30 hectáreas, entre las que se están incluidas las de los cielos abiertos de Fabero e Igüeña.

Da movimiento

Sin duda, uno de los principales valores de estos proyectos es su impacto social. Medio centenar de personas, entre aprendices, trabajadores y formadores, han acumulado ya una valiosa experiencia para desempeñar futuros trabajos relacionados con la restauración ambiental. «La mayoría son de Igüeña y de los municipios del entorno; esperamos que los viveros y todo esto esté funcionando a pleno rendimiento en primavera», confía el regidor.

Los responsables del programa están trabajando para ampliar la formación teórica y práctica que se recibirá en el aulario de Igüeña y pretenden homologar un título permanente que complete los cursos. «Queremos que esto tenga más vida y por eso hay que relacionarlo con todos los proyectos de la fundación», defiende Luis del Riego. No en vano, los trabajadores que se encargarán de mantener las áreas de esparcimiento del Museo Nacional de la Energía y de cuidar el Bosque del Carbonífero saldrán de este centro de formación ocupacional.

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