600 palabras en una fachada
La fachada de las antiguas escuelas de Julio del Campo incluyen relieves con bustos y más de 600 palabras talladas. El autor dejó plasmadas sus dos motivaciones principales: su preocupación por la enseñanza y su exaltación de lo leonés, especialmente de sus monumentos.
Los bustos del edificio corresponden a Juan de Arfe, Juan Madrazo, Sierra Pampley y Gumersindo de Azcárate, simbolizando los «artistas y arquitectos que han restaurado nuestros monumentos». También están destacados los «filántropos y sabios leoneses» y en la parte superior hay un globo terráqueo con las «celebridades mundiales» donde se incluye a Gütenberg, Pedro Ponce de León, Benjamin Franklin, Tomas Edisson, Marconi o Ramón y Cajal. Pero curiosamente y según destaca Julio Ruiz, también tiene sus errores, ya que sitúa a Miguel Ángel o Cervantes en lugares inapropiados, concretamente con los temas leoneses, y a San Isidoro de Sevilla lo convierte en San Isidoro de León.
En su aspecto más pedagógico y para que pudiese ser visto por quienes pasaban por la calle figuran el abecedario en minúsculas y mayúsculas, y los números tanto árabes como romanos. Estas inscripciones están situadas en la parte baja para que los niños pudiesen verlas.
Julio Ruiz lamenta la situación de deterioro y suciedad que sufren las piedras, que sólo en las zonas donde son golpeadas por la lluvia conservan su color natural. «El escultor no se merece esto y los leoneses tenemos derecho a contemplar la fachada en toda su belleza», asegura este leonés, que reclama que se incluya la fachada entre los monumentos que se enseñan de la ciudad como hace Leiden (Holanda), donde al turista se le ofrece la posibilidad de contemplar un centenar de poemas en treinta y dos idiomas que están grabados en edificios de sus calles.