El arte como grito de ayuda

A través del cine, la fotografía, el dibujo, la escultura y la pintura, la exposición busca «paliar la falta de imágenes» que existe sobre «esta cruda realidad» parar «mostrar a la sociedad lo que pasan las víctimas de la explotación sexual y sus familias», explicó el organizador de la muestra, el fotógrafo José Luis Schanzenbach. «Al mundo le faltan imágenes de esta cruda realidad, una de las peores realidades que estamos viviendo. No hay imágenes para poder enseñar y hacer que la gente empiece a tener conciencia de este problema», lamentó.

Consciente de lo difícil que resulta retratar y, por tanto, dar a conocer esta situación, Schanzenbach propone el arte para acercarse a la trata de mujeres a través de una perspectiva diferente, la del vacío que dejan con su ausencia.

La exposición, instalada en el predio en el que funcionó el mayor centro clandestino de detención durante la última dictadura argentina, convertido en centro de promoción de los Derechos Humanos, hace especial hincapié en la incansable lucha de los familiares de las víctimas.

En la inauguración de la muestra fue exhibido el documental Fragmentos de una búsqueda , en el que relatan la historia de María de los Ángeles «Marita» Verón, una joven argentina que fue secuestrada en el 2002 en la norteña provincia de Tucumán por una red de trata de personas y permanece desaparecida desde entonces.

El audiovisual ahonda en la lucha que su madre, Susana Trimarco, ha llevado a cabo desde entonces, logrando rescatar a 129 mujeres de las redes delictivas de trata de mujeres.

Durante el acto se hizo una exposición del libro Explotación Sexual, evaluación y tratamientos , de María Lourdes Molina, presidenta de la ONG Nuestras Manos, que aborda la prevención y el tratamiento que necesitan las víctimas y sus familias.

Causas judiciales

La muestra, organizada con el apoyo de la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires, incluye también una selección de dibujos y pinturas de estudiantes de secundaria de un centro educativo de la capital argentina, que han plasmado en imágenes sus sensaciones sobre este problema.

Las redes de trata de mujeres han crecido en los últimos años en Argentina, que según denunció el mes pasado la relatora especial de Naciones Unidas para combatir este delito, Joy Ngozi Ezeilo, se ha convertido en un país de destino para las víctimas. La organización humanitaria La Alameda, que actúa como querellante en varias causas judiciales por trata de personas, denunció hace dos semanas que en la provincia de Buenos Aires, la más poblada de Argentina, hay más de 800 prostíbulos en los que se explota sexualmente a más de 4.000 mujeres, muchas de ellas extranjeras.

Argentina aprobó en el año 2008 una ley contra la trata de personas, que prevé penas de tres a quince años de prisión y, según datos oficiales, unas 700 personas fueron recuperadas desde que la norma entró en vigor.

No obstante, al término de una visita al país Ezeilo consideró necesario mejorar la «deficiente» legislación argentina para combatir este delito, para lo que a su juicio es necesario combatir la corrupción y cooperar con los países de donde proceden buena parte de las víctimas, en especial Bolivia, Paraguay y República Dominicana.