Unanimidad con ZP o casi
Los diputados del PSOE apuestan por su actual líder como el candidato para el 2012, aunque alguno ya expresa dudas Los suyos siguen viendo a José Luis Rodríguez Zapatero como el candidato predilecto para las elecciones generales y están convenc
Medio centenar de diputados socialistas encuestados por la Agencia Efe bajo la condición de anonimato han ofrecido su opinión sobre si Zapatero volverá a repetir como cartel electoral del PSOE y han reflexionado sobre la conveniencia de que sea así o no. Algunos de los críticos con el actual líder socialista se han atrevido a ir más allá e incluso se han pronunciado sobre quién debería ser el adversario de Mariano Rajoy en las próximas elecciones generales, inicialmente previstas para el primer trimestre del 2012.
La gran mayoría tiene «clarísimas» sus preferencias en cuanto a que Zapatero debe ser el candidato; y también abrumadoramente tienen la creencia de que lo será.
Entre quienes se inclinan por la candidatura de Zapatero se encuentra un histórico dirigente socialista, que resume en una categórica frase su parecer: «Hay que apostar a caballo ganador». Aunque este diputado ha censurado en público algunas de las políticas del Gobierno, especialmente su actuación en la crisis económica, no tiene dudas de que Zapatero es la mejor baza para el PSOE en unos comicios generales. Un veredicto que comparten también otros dirigentes socialistas de generaciones más jóvenes. Así, un miembro de la dirección del grupo en el Congreso juzga que «no hay más opción».
«Es el candidato indiscutible», sentencia un compañero de fatigas de Zapatero cuando hace diez años impulsaron el proyecto «Nueva Vía». Dentro de los que creen que Zapatero será el cabeza de lista del PSOE también se encuentra un reducido número de parlamentarios que preferirían que no lo fuera.
En este caso, un diputado describe su sentimiento con una sola palabra: «Resignación». A renglón seguido argumenta que el partido no tiene «banquillo» para tirar de él y que en estos momentos no hay ninguna otra persona preparada para encabezar la candidatura a las generales.
Una línea más minoritaria está compuesta por los diputados que desearían que Zapatero fuera el candidato, pero tienen la sospecha de que no lo será.
«Parece que él mismo se da por amortizado», se queja una socialista muy cercana al núcleo duro del partido, convencida de que el presidente del Gobierno se ha «sacrificado» para sacar adelante las reformas que se le piden a España, «algunas muy impopulares». incluso a sabiendas de que con ello «se estaba quemando él».
Y otra «corriente» más: los pocos que ni quieren ni esperan que lo sea. Paradójicamente, entre estas dos últimas líneas de opinión hay lo que en matemáticas se conoce como una «intersección de conjuntos»: el vicepresidente Rubalcaba, es «la única alternativa posible» para sustituir a Zapatero.
No posponer el debate
En lo que coinciden mayoritariamente uno y otro «bando» es en la utilidad de no seguir posponiendo el debate, un apremio que se ha hecho más patente tras la calamidad de las elecciones catalanas del pasado 28 de noviembre.
Sus compañeros de filas reconocen a Zapatero su mérito como estratega y no dudan de que sabe manejar los tiempos y de que si no ha comunicado todavía si está dispuesto a ser de nuevo el candidato es porque considera que eso es lo que mejor le viene al partido.
Pero la confianza ciega está empezando a resquebrajarse entre quienes desconocen a qué estrategia concreta obedece esa dilación y no son pocos los que confiesan sentirse cada vez más desazonados con la incertidumbre.
«Nosotros estamos en la calle y vemos que la gente está empezando a cansarse de esperar. Quizás en sus orígenes era una buena táctica, pero hoy por hoy, tal y como se han puesto las cosas a todos los niveles, los nuestros lo que quieren es certidumbre», constata una diputada que se define como «de las de a pie».
Sea como sea, habrá que esperar a que sea el propio Zapatero el que finalmente despeje la ecuación.