«Nunca he sido trepa»
La modelo gallega Laura Ponte se estrena como diseñadora de joyas y dice que su divorcio «va bien, porque no pido nada»
Modelo internacional de éxito, ex sobrina política del Rey, actual novia del hijo de Mario Conde... Y ahora, diseñadora de joyas originales, caras y exclusivas. Por una u otra razón, Laura Ponte siempre parece arreglárselas para estar de moda. Algo sorprendente en una mujer que, como ella misma advierte, jamás ha hecho planes. «Me da rabia que alguien pueda considerarme una trepa -"dispara Laura con toda su franqueza-", porque yo nunca he buscado nada, ni he planeado estrategias, ni quiero nada de nadie que no sea cariño, afecto y apoyo. Si algo me inculcó mi madre desde niña es que debo ser una mujer independiente y autónoma».
Delgada, angulosa y de ojos enormes, Lau, como la llaman sus íntimos, es de una sinceridad poco frecuente y tiende con espontaneidad a la confidencia. «Como dice un amigo mío, hay que asumirse. Y yo ahora estoy en ello, asumiéndome», declara con una sonrisa mientras juguetea con uno de sus enormes anillos. Una pieza llamativa, creada por ella misma, porque esta gallega criada en Asturias, a sus 37 años acaba de cumplir el sueño de su vida: dedicarse al diseño. Luby and Lemerald es el exótico y sofisticado nombre con que ha bautizado la empresa de la que es propietaria al cincuenta por ciento. Luby, por ruby y Lemerald, por emerlad (rubí y esmeralda, en inglés). Pero con ele, por la inicial de su nombre de pila y del de su socio, el experto en alta joyería Luis Feliú de la Peña. ¿Balas, barras de labios o esculturas futuristas? «La gente interpreta mis joyas de mil maneras -"ríe Laura-", y me encanta».
Colección corta y cara
Su primera colección es muy corta (dos brazaletes, cuatro anillos, varios pendientes...) y bastante cara, con piezas realizadas en oro amarillo y blanco en combinación con diamantes y piedras de ónix, jaspe o jade, que van de los 600 a los 14.000 euros. «El precio del oro se ha disparado -"explica Ponte-" y además hemos querido empezar por la alta joyería. Es el sector de clientes menos tocado por la crisis. Desgraciadamente, es así»
Varias veces en su vida, Laura, que pasó una bucólica infancia de veranos asturianos en los que pescaba, recogía moras, hacía mermeladas y veía «cómo las vacas del vecino saltaban al jardín de casa», vio cumplidos unos cuentos de princesa con los que nunca soñó. El primero, convertirse en top-model internacional y triunfar en Nueva York, el segundo, casarse con Beltrán Gómez-Acebo y Borbón, hijo de la infanta Pilar y sobrino del rey Juan Carlos
Pero el amor se rompió y hace año y medio se separó de Beltrán, padre de sus dos hijos, Luis y Laura, de cinco y cuatro años.
«Lo cómodo habría sido quedarse -"puntualiza la modelo-". Pero en la vida la comodidad es muy peligrosa. La gente vive vidas que son muy poco fieles a la estructura que se ha montado y yo no quería eso». La pareja se encuentra inmersa en pleno proceso de divorcio. «Todavía no he firmado -"aclara Ponte-", pero no está resultando traumático.