Los 'sobrantes' chinos
Se conocen como «sheng» y forman un nuevo grupo social sometido a fuertes presiones psicológicas por no casarse antes de los treinta Tienen que soportar que hasta sus propios padres les busquen pareja o fingir que tienen novio. Cualquier cosa v
En la China tradicional ser soltero con 20 o 25 años era casi una rareza, pero en la cambiante sociedad del país asiático cada vez son más los que no se casan a edades tempranas, un grupo social que los chinos apodan como «sheng» (los «sobrantes») y que está sometido a fuertes presiones psicológicas.
Soledad, infelicidad y ansiedad son algunos de los problemas que aquejan a estos «sobrantes», quienes, además, para conseguir pareja se ven obligados a tomar medidas poco usuales como las de asistir a «citas rápidas», soportar que sean sus propios padres los que les busquen pareja o fingir que tienen novio ante sus progenitores.
Son casos como el Tang Yongxue, una joven de Chengdu (suroeste de China) que este mes salió a la calle enarbolando un cartel en el que ofrecía 10.000 yuanes (1.500 dólares) a quien aceptara ser presentado a sus padres como su novio. Tang pedía que el aspirante tuviera de 26 a 30 años, 1,75 metros de altura como mínimo y que fuera intuitivo para resolver los imprevistos que pudieran presentarse con su familia.
Otra joven de 27 años puso un anuncio en Internet pidiendo también un «falso novio» y señalando que no era necesario acompañarla a la casa familiar, sino «sólo llamar un par de veces por teléfono mientras estoy con ellos», ofreciendo 600 yuanes (88 dólares) por dos llamadas diarias durante diez días.
La desesperación de los jóvenes es tanta que incluso se ha llegado a proporcionar la venta de artículos con «novio incluido», caso de una subasta online de un iPad las Navidades por 6.000 yuanes (904 dólares) que adjuntaba a un amante, con el fin de ayudar a la gente que pasaba sola esas festividades. Los jóvenes además tienen que lidiar con las citas que muchos de sus padres arreglan para encontrarles pareja.
Los famosos encuentros amorosos se planean en grandes ferias donde los padres intercambian información sobre sus hijos solteros, una de las que la semana pasada reunió alrededor de 50.000 en el Parque Internacional de Escultura de Pekín.
Mentalidades de antes
Para jóvenes como Anmihua, un chico de 21 años, estas medidas son consecuencia de la presión familiar y unos padres que «mantienen una mentalidad idéntica a la de hace 2.000 años, cuando se exigía que los hijos tuvieran pareja y se casaran lo mas rápido posible para asegurar la continuidad de su generación y la unidad familiar». Ello se une con un momento en la sociedad china en el que es especialmente complicado encontrar pareja, debido a las presiones laborales y económicas o la desproporción entre géneros, consecuencia indirecta de la política del «hijo único».
Una encuesta realizada la semana pasada por la Asociación China de Médicos informó de que, de más de 160.000 jóvenes cuyas edades oscilaban entre los 27 y 35 años, la mitad trabaja de 8 a 10 horas, mientras que un 20 por ciento declaró que suele trabajar entre 10 y 12 horas por día, lo cual no deja tiempo para buscar el amor.
Pero, además, los «sobrantes» varones no consiguen pareja porque los bajos salarios no les permiten cumplir con los requisitos de las mujeres chinas quienes, según un estudio de la Asociación de Matrimonios y de Investigación Familiar, consideran sólo a quien tenga una casa, salario estable y ahorros.
También afecta el mencionado desequilibrio de géneros en China, donde en 2005 nacieron 119 varones por cada 100 mujeres, en un país donde muchas familias, especialmente en el campo, prefieren tener un chico a una chica, recurriendo a veces a abortos selectivos o abandonos de hijas.
Como consecuencia de la creciente soltería, la encuesta antes mencionada señala que muchos ciudadanos sufren de infelicidad, soledad, ansiedad, presión familiar y represión sexual. En el sondeo solo el 25 por ciento admitió ser feliz, mientras que el 75 por ciento restante reveló sufrir alguno de esos síntomas.
Además, aquellos que se logran casar pero sobrepasando la edad ideal para la fecundación (entre los 25 y 30 años) tienen que enfrentarse a diversos problemas de salud.
Las mujeres, por ejemplo, pueden sufrir enfermedades ginecológicas como trastornos hormonales mientras que los varones pueden presentar hiperplasia de próstata, obesidad y presión arterial alta.
El fenómeno de «sobrantes» es para la hoy segunda economía de mercado, uno de los principales problemas que afecta a su sociedad cuya tasa de jóvenes miembros desesperados y presionados va en aumento.