Diario de León
Publicado por
Enrique Vázquez
León

Creado:

Actualizado:

El Gobierno libio hizo saber el viernes que aceptaba la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y ordenaba el alto el fuego. Confirmaba así el temor de los adversarios del coronel Muamar el Gadafi: si para y negocia con la oposición, estará cumpliendo lo prescrito formalmente en Nueva York por la comunidad internacional y sobrevivirá políticamente, lo que no es lo previsto. Diga lo que diga el texto aprobado en la ONU, late bajo el mismo el implícito y firme objetivo de que el régimen libio caiga. Las reacciones acusaron algún desconcierto, pero todas -"Clinton, Ashton, el Elíseo -" insistieron en que «se necesitan hechos, no palabras» y cundía la impresión de que el impulso intervencionista no se detendría La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU había sido cocinada durante dos semanas con el ala reticente (encabezada resueltamente por chinos, rusos y brasileños, con la relativa -"y frecuente-" indiferencia india más el ataque de prevención de riesgos de una Alemania que optó por salirse del consenso euro-atlántico) y quedó lista en cuanto la Liga Árabe aportó lo que se le pidió: una petición unánime de intervención con una resolución ad hoc de las Naciones Unidas

Y así se alcanzó, con el refuerzo de una decisión similar de la Conferencia Islámica, lo que los mentores de la resolución pedían: a) inevitabilidad de la operación militar; b) aval jurídico internacional; c) consenso regional pro-intervención. La conducta alemana, con Berlín hostil a la operación y forjada por la casualidad (su condición de miembro del Consejo de Seguridad por azares del calendario) tiene no solo una explicación pre-electoral, con la canciller Merkel en dificultades frente a las muy cercanas elecciones en varios länder , sino a la constatación, vía encuestas, de que el público, escaldado por la involucración en Afganistán no quiere aventuras exteriores. El ministro Guido Westervelle solo dijo que la acción «presenta muchos peligros y riesgos» y aunque fue matizado pronto por la propia Merkel, la OTAN ha acusado el golpe y no puede, ni debe, participar como tal alianza en un asunto multinacional porque además de que otro de sus miembros, Turquía, musulmán, tampoco está por la labor.

tracking