Maremágnum «burrócrata»

La niña subió al coche con la sonrisa iluminando sus ojos. En el horizonte de la carretera, escoltada por acacias y chopos, vislumbraba el futuro lleno de sol. God save the queen es la canción de Sex Pistols que más ha popularizado la teoría del no futuro: Todo está negro, no hay trabajo, la vivienda es cara... Pero, ¡oh sorpresa!, Johnny Rotten lo desmintió en Rolling Stone : «El estribillo fue pensado como una llamada a la acción. No a la resignación. No hay futuro a menos que vayas y crees uno».

Y en eso estamos. Aunque a la juventud se le grabe a fuego, generación tras generación, el fatalismo. En Egipto, Libia, Marruecos... muchos jóvenes se levantan por su futuro. Allí donde menos esperaban los gurús mediáticos.

Aquí también hay motivos para rebelarse y tomar las riendas. Cien denuncias han hecho falta para el cierre cautelar del bar musical Maremágnum por vender alcohol y tabaco a menores y, la clave del caso, multiplicar por nueve el límite de su aforo. La licencia permite la permanencia en el local de 49 personas. Pero entrar... entran y caben muchas más. Hasta 356 personas, tan sólo 26 mayores de edad, identificó la policía. La misma afluencia que en todos los fines de semana anteriores durante años. Y las autoridades competentes, como si tal cosa. La Junta y el Ayuntamiento intercambiándose cartas y oficios cual adolescentes caprichosos.

El local acumuló 41 denuncias por incumplimiento de horario de cierre. Más o menos 60.000 euros en multas y, finalmente, una orden de clausura. La Junta escribe al Ayuntamiento para comunique la medida. Era el 19 de noviembre de 2009. Veinte días después recibió la respuesta: imposible notificar la orden. El titular «se encuentra fallecido». Punto. Nadie buscó herederos, nuevo titular, res-pon-sa-bles. Aún andan en ello.

A costa del maremágnum burocrático alguien seguía haciendo caja. La policía, particularmente el grupo Paidos, hacía lo que podía. Más denuncias. Doce, muy graves, se cursaron entre enero y marzo. Esta ratonera del ocio es producto de la avaricia y la impunidad, desde luego; pero sobre todo de la incompetencia de tres administraciones. La Junta por la Ley de Espectáculos; el Ayuntamiento por la licencia y el aforo, aparte de la venta de alcohol a menores; y la Subdelegación del Gobierno, por la seguridad pública.

Con un arsenal de funcionarios y medios a su disposición no veían lo que saltaba a la vista y escandalizaba a la vera de la Comisaría. Abandonaron a la suerte la seguridad de cientos de personas. Suerte que no ha ocurrido una desgracia.

Por fin, el día de la Lotería se reunieron para coordinarse. Se les iluninó la bombilla. El concejal de Tráfico, José Antonio Díez, quien más réditos político-mediáticos ha sacado del Maremágnum, no estaba allí. Con el corazón de madre le felicité por la operación. Aquí, sólo felicito a los policías locales y nacionales que hicieron bien su trabajo para el cierre cautelar. El definitivo, está ahora en manos de Luis Aznar, el de Protección Civil. A su despacho pucelano llegaron el jueves los papeles en coche. El expediente puede durar seis meses. Ojo.

De república bananera es el caso del jatín abatido a las puertas de San Marcos tan indignamente. Prohiben matar gochos sin aturdirlos, multan por mover nidos de cigüeña... y al pobre novillo lo humillan y masacran sin compasión. Tanto dinero para el AVE y no hay para una inyección en la capital de los estudios veterinarios. A lo que hemos llegado. Menos mal que Zapatero, aunque no vino, abrió El Crucero al mundo. ¡Por fin!. Ahora, a por el futuro, que es hoy.

Un recuerdo para Josefina Aldecoa, leonesa universal. En plena dictadura fundó el colegio Estilo, inspirándose en la Institución Libre de Enseñanza. Rescató el pálpito de mujeres olvidadas y confió en la pedagogía para conquistar el sol soñado en la infancia. «El futuro no es un regalo, es una conquista», recordó Pepín Blanco en la inaugaración de la nueva estación, citando a R. Kennedy.