CANTO RODADO
Astorga, más que 2025 años
El Gullón se transforma en Lyda como una metáfora del cambio. la cuestión es si será o no victorina alonso quien inaugure el centro cultural
Descubrí Astorga en su bimilenario. Hace casi veinticinco años. Si había pisado antes la Muy Noble, Leal y Benemérita no lo recuerdo. Fue tal el impacto que me causó aquella ciudad, que imaginaba rancia y caduca y acababa de ser nombrada Augusta y Magnífica.
Llegamos a dedo , en una de las pocas aventuras de autostop de mi vida. Exploramos el palacio episcopal, el legado de Gaudí, entonces un gran desconocido, repartiéndonos salitas y ventanillas como si nos perteneciera. Soñamos. Nos deslumbró el color de la piedra de la catedral y nos atrapó el bullicio: romanos y romanas salían de las esquinas. Astorga parecía el escenario de una película.
Perandones no era alcalde, pero mandaba más que Recaredo Bautista. Y tenía un concejal, Juan Pablo Villalibre, que se inventó las carreras de cuádrigas y de literas romanas. Con el tiempo los astures emergieron del olvido y Astorga ha llegado al siglo XXI con mucho más que títulos heredados del Imperio Romano.
Al expresidente autonómico Demetrio Madrid le deben ese primer empuje. A Vaquero Peña, legendario director provincial de Educación de la era de FG, el Conservatorio, la Escuela de Idiomas, el instituto nuevo... La Junta, ya con el PP en el gobierno, ha apoyado su pionero proyecto de sótanos arqueológicos, el Museo Romano, la Escuela de Música... Perandones ha tenido buenos aliados para tirar de Astorga. Nunca se ha mojado en política más allá de su ciudad, aunque fue ambiguo en el Pacto de la Mantecada, que selló el ascenso al poder socialista en León de José Luis Rodríguez Zapatero. ¡Qué casualidad que ambos anunciaran su marcha la misma semana!
Juan José Alonso Perandones, profesor de Historia, tomó el bastón de mando el 29 de marzo de 1989. No ha dejado su oficio en las aulas y ha sido alcalde impenitente en una ciudad que vota al PP en elecciones generales y autonómicas y a Perandones en las municipales. El PSOE de Astorga juega un papel secundario si bien fue el primero en saber que no iría a las elecciones del 22 de mayo. Victorina Alonso, secretaria de la agrupación y ahora candidata a la Alcaldía, Ángeles Rubio, de Organización, y Jonny, José Agustín González, se conjuraron el 10 de enero. Luego dicen que las mujeres son chismosas... ¡Ay, si hubiera caído en otros oídos!
La obsesión de Perandones ha sido «colocar» a Astorga en su sitio, no ha bajado la cerviz ante León en la pugna por la Vía de la Plata. Lo suyo ha sido Astorga o nada. Ahora se trata de abrirla más al mundo.
El 22-M inaugura una nueva era en Astorga. El Gullón se convierte en Lyda, ¿metáfora del cambio?. La cuestión es quién lo va a inaugurar. Victorina Alonso tiene experiencia política, trabaja en red, codo con codo con las asociaciones de la ciudad; se mantiene tranquila incluso en medio de un vendaval.
Fue una de las valedoras de la donación del cordón umbilical en la Comunidad, lo pactó con Guisasola, y ha contribuido a cambiar la frustración de un imposible hospital comarcal por un práctico centro de especialidades. La muralla, la igualdad y la ley de espectáculos públicos y actividades recreativas (que el PSOE aprobó sin fijarse en las repercusiones para municipios como Astorga. ¿Cómo respetar los 25 metros de distancia para los bares?) han sido puntos de choque y discrepancia. No de enemistad.
A Victorina Alonso, médica de profesión, le toca mirar hacia adelante. Y andar un camino difícil, igual que a la mayoría de las mujeres que se lanzan a la primera línea de la política. Hace cuatro años hubiera sido más fácil.
Como ha dicho su amiga la escritora Marifé Santiago de la lucha por la igualdad, el camino «es pedregoso y a veces hay que ir descalza; terminan por doler los pies, la espalda y el corazón, por eso hay quien retrocede para tomar un camino de arena».
Victorina Alonso no es de las que retroceden.