Diario de León

aurora gonzález

Un romancero en la cabeza

Su memoria es sorprendente. Sabe canciones, refranes, tonadas, retahílas, chistes... aprendidas de su padre, de la radio y desde detrás del mostrador

Publicado por
Emilio Gancedo
León

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Yo nací en un pueblín que, cuando íbamos al molino, no podíamos decir de dónde éramos porque se nos paraba la burra. Valdeali-so. ¡Y se paraba la burra!»

Es Aurora González, Aurorina . Un romancero sobre dos piernas. Una enciclopedia sonora de la música popular. Cantares, coplas, romances, refranes, dichos, adivinanzas. De todo. ¿Y de dónde lo saca Aurorina? De la radio, de la que es amante rendida. De su padre, que era muy ingenioso. Y de cuantas personas conoció desde detrás de sus mostradores -roscas y tortillas de infarto-. De niña se le quedaba grabado todo cuanto escuchaba. Por ejemplo este singular padrenuestro : «Padre nuestro que estás en Madrid y te llamas Francisco/ santificado sea tu nombre y no maldecido/ hágase tu voluntad y no la de abastos/ en el pan nuestro de cada día auméntanos gramos/ y perdona nuestras deudas que van aumentando/ así como nosotros perdonamos a los que nos están robando: aceite, azúcar, arroz y garbanzos/ y no nos dejes caer en la desesperación/ mas líbranos Francisco de tanto ladrón». Pero hay cientos, miles de historias que hablan de una época difícil. La defunción de la patata, que empieza: «Rogad a Dios por el alma de la muy sabrosísima patata, que floreció en España después de haber recibido los sulfatos de la Fiscalía de Tasas. Su desconsolado esposo, don Arroz, ausente; doña Alubia y doña Lenteja, religiosas de clausura...». ¡Y los mandamientos! «El primero, está España sin dinero. El segundo, revolución por todo el mundo. El tercero, que no hay palabra de caballero. El cuarto, el labrador sin un cuarto...».

Pequeñina de ocho hermanos, trabajó en una joyería, en el bar La Asturiana, fue emigrante en Suiza... y siempre abriéndose paso con su ingenio rápido, su talante abierto. «Yo soy muy natural. Yo digo: -allá voy con mis defectos-». «Y no se crean que esta señora lo está leyendo, todo es de memoria», aclaran en el programa radiofónico de Félix Chamorro, de la que es asidua. Cuando cumplió los 66, decía: «¡Fíjate, 99 años patas arriba!» Tiene hasta la historia del bar en rimas: «Pues detrás del mostrador hay que estar para saber/ lo mucho que allí se aguanta/ y más si eres mujer./ Hay quien, aun hablando bien, suele escuchar mal/ y lo forma a su manera para después comentar./ Pero como en esta vida/ todo se llega a saber/ no las hagas, no las temas/ y siempre vivirás bien». Y es que antes se cantaba mucho. «A la entrada-™ Valdealiso/ lo primero que se ve/ son las ventanas abiertas/ y las camas sin hacer». «Si canto me llaman loco, y si no canto, cobarde. Si bebo vino borracho, y si no bebo, miserable». Entona temas muy antiguos y curiosos, El raposín, La leonesana, El diablo y el pastor ... Y chistes, como el del cura confesando: «Que me pica mucho, padre, que me pica mucho. Y el cura ya se relamía... ¿Y qué años tienes, hija? Pues 80. ¡Coño, entonces es sarna!».

«¡Ha salido el Diario de León, con una hoja más! -recuerda a un vendedor de prensa- ¡Un coche ha chocado contra un poste, el coche ha sido llevado a la casa de socorro y el poste a la comisaría!».

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