«Los fieles que se inscriban en asociaciones masónicas están en pecado grave»
El secretismo que rodea el trabajo de las logias ha provocado que se acuse a sus miembros de querer influir en las decisiones políticas y económicas de su entorno o, desde posturas religiosas, de querer instaurar una moral laica, contraria a la fe católica. El profesor de historia contemporánea de la Universidad CEU de Madrid, Alberto de la Bárcena, apunta que la masonería especulativa es «una secta secreta» nacida en Inglaterra en el siglo XVIII para impedir, entre otras cosas, la restauración de los católicos Estuardo.
Desde su punto de vista, la masonería se basa en un «racionalismo radical» que «conduce a la adoración del hombre, que se redime por sí mismo, prescindiendo de Dios», de manera que según De la Bárcena, constituiría una religión en sí misma con su propio sistema de valores y creencias. Considera que dos elementos importantes en cuanto a su funcionamiento son «el secreto» y «la obediencia».
La relación con la iglesia católica siempre ha sido conflictiva, de hecho los masones han estado excomulgados desde el siglo XVIII. Según César Navarro, presidente de la fundación que lleva su nombre y experto en masonería, para comprender la evolución de esta asociación histórica es necesario hacer una distinción sus dos principales etapas. La primera, denominada masonería operativa, era practicada por los constructores de catedrales y tenía como objetivo la edificación de templos, mientras que la segunda, denominada masonería especulativa y practicada en la actualidad, pretende «construir un templo de la virtud y pulir el espíritu».