vendedores de humo

El candidato estaba rodeado por un enjambre de periodistas -”que no abejas ni avispas-” y no pude reconocer su cara. Ocupaban la parte central del boulevard de José Aguado. Miraba a La Lastra, aunque nada podía ver. Hablaba. Bla, bla, bla, bla... Con el ruido del tráfico no se oía nada.

La «clase política» es la tercera preocupación de la sociedad española. Luego es hora de ocuparse de ella. La manifestación convocada para hoy reivindica la democracia como el gobierno del pueblo. Tendrá éxito o no, pero es uno de los síntomas de que una parte de la sociedad empieza a tomar conciencia de su papel real ante la política.

La política, palabra maldita interesadamente, es cosa de la gente, de todo el mundo. Todos y todas hacemos política con cada uno de nuestros actos cotidianos. Pero, salvo excepciones, no somos conscientes del poder que entrañan. Política es una palabra noble de la que conviene apropiarse: «Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo».

La rebelión de las trabajadoras y el trabajador del Departamento de Educación y Actividades Culturales del Musac frente a la arbitrariedad de la Fundación Siglo que a su vez creó la Junta para gestionar, fuera del marco de la administración pública, una parte importante de su actividad cultural es un acto político. Y muy noble y legítimo. Mientras el Musac se engrandecía con su trabajo, sus condiciones laborales han ido cada vez a peor.

El problema está viciado de raíz. Todo muy moderno y vanguardista. Arte comprometido. Arte emergente. Pero nunca se sacaron a concurso las plazas del Deac (otro pomposo nombre) ni se convocó oposición alguna.

Sin embargo, el equipo del Deac ha desarrollado un trabajo cultural y pedagógico basado en la participación y la colaboración con la ciudadanía digno de aplaudir. Pionero en muchos ámbitos, como el acercamiento del arte a las personas con discapacidad intelectual entre otros muchos colectivos.

No se pueden tirar seis años de experiencia y esfuerzo por la borda en nombre de una ley que ahora se acomoda a otros intereses. Entregar el Deac a una empresa por concurso público. Todo muy pulcro, ordenado y legal. Pero inmensamente cínico e hipócrita. Moralmente fraudulento de los vendedores de humo de la política.

Anda inquieto el mundo de la cultura en León. Circula un manifiesto que pide el voto para Izquierda Unida, para Santi Ordóñez, en nombre de una política cultural que promueva la creatividad local y no el mero consumo; que no esté subordinada a intereses económicos y partidistas; ni sus trabajadores y trabajadoras en precario, bajo la excusa de la crisis. Sueños que no ven posible cumplir con las fuerzas reinantes (PSOE, PP y UPL).

Política, de la buena, se hace desde la convicción de que trabajar día a día con la juventud, ofrecerle espacios y canales para expresarse es una forma de luchar contra el botellón más eficaz que todas las prohibiciones y policías juntas. El festival Territorio Bosco es un ejemplo. El día 20 se celebra la final de su cuarta edición en la plaza Mayor. Se disputan el premio Vendedores de humo, Sueños cumplidos, Zapatotipobota y Adae. Música auténtica, made in León, con comercio justo y sonrisas por África en forma de chapas personalizadas y pulseras a favor de los proyectos de Jóvenes y Desarrollo en Angola.

Rubén, tu marcha prematura ha dejado un hueco enorme en tu familia y en esta otra gran familia desde la que animabas cada sábado a los chicos y chicas del centro juvenil Don Bosco en Armunia. Una gran familia en la que aprendiste y ya enseñabas el arte de la solidaridad y la cultura del voluntariado. Que cunda tu ejemplo.