la ciencia en los simpson
Todo un premio Nobel de Química, Dudley Herschbach, admitió en su día que lo único que conocía el gran público de él era su aparición en un capítulo de los Simpson. Por supuesto infinitamente más que sus estudios en la técnica de los haces moleculares que le valieron la máxima distinción científica en 1986. No ha sido el único que se ha dejado ver por el universo de Springfield. El paleontólogo Stephen Jay Gould o el mismísimo astrofísico Stephen Hawking han departido con Bart, Homer o Lisa.
Icono de la crítica contra el American way of life y la sociedad occidental en general, los Simpson plantean además una profunda reflexión sobre la ciencia y sus problemas en la actualidad. Temas como la energía nuclear, el ecologismo, la modificación genética de los alimentos, la biotecnología, la astronomía, la termodinámica, la medicina o el debate entre creacionismo y evolucionismo, así como un sinfín de referencias a teoremas desconocidos por la gran mayoría, son parte fundamental de los argumentos de la serie, de la misma manera que lo son las travesuras de Bart o las borracheras de Homer. Hasta el punto que el año pasado, la revista Nature catalogó la ficción de animación, que lleva 22 años en antena, como «uno de los mejores programas de divulgación científica de la televisión».
Marco Malaspina, periodista, científico y profesor del Instituto Nacional de Astrofísica de Bolonia, acaba de publicar en España La ciencia de los Simpson (Bromera), en el que habla de la relación de la popular familia amarilla con el mundo de la investigación y el saber.
Señala que en la serie hay dos miradas hacia la ciencia: una superficial y otra mucho más sutil, dirigida a un público muy entendido en la materia. «En esta casa se respetan las leyes de la termodinámica!», le grita Homer a Lisa en uno de los capítulos. Se lo dice cuando su hija está construyendo una máquina de movimiento perpetuo, lo que indica el nivel científico de la serie. «Los guionistas tratan de evitar ser explícitamente didácticos», apunta Malaspina. «Les gusta tratar temas de ciencia porque es uno de los asuntos más interesantes de nuestro tiempo. Pero ellos son muy cuidadosos para no hacerlo sonar como una forma de enseñanza», añade.
«Pienso que esos contenidos divulgativos comenzaron como un chiste interno entre los creadores. No me parece que haya una intención especial sobre el público», destaca Claudio Horacio Sánchez, ingeniero y profesor de Física de la Universidad de Flores, en Buenos Aires. Sánchez también ha escrito un libro sobre la relación entre los Simpson y la ciencia ( Todo lo que sé de ciencia lo aprendí mirando Los Simpson ) y ha reunido una buena colección de citas. En el capítulo Los motivos del abusón , una nueva niña se incorpora a la escuela primaria de Springfield. Es muy violenta con sus compañeros y Lisa no lo entiende. Nelson Muntz, el malo de la clase, sentencia: «Es como preguntar por la raíz cuadrada de dos. Nadie lo sabrá jamás». En efecto. La raíz cuadrada de dos es un número irracional. Tiene infinitas cifras que no siguen ninguna pauta. Y sí, nadie sabrá jamás su valor exacto.
En otra ocasión, Lisa se queda encerrada en un laberinto y dice: «Vamos a salir aplicando el algoritmo de Tremaux». Según Sánchez, es un método para salir de laberintos. Al llegar a una bifurcación, elegimos un camino al azar y lo marcamos con una señal. Si volvemos a pasar por ahí, debemos tomar un camino no señalizado (y marcarlo, a su vez). Si resulta que todos los caminos ya están marcados, deberemos volver sobre nuestros pasos. El método garantiza que recorreremos todo el laberinto y, tarde o temprano, encontraremos la salida. Ni que decir, que Lisa halló el camino correcto. También se cita el efecto Coriolis -un fenómeno responsable del giro en vientos y corrientes marinas, hay cuestiones de termodinámica-, se menciona el Teorema de Fermat (Homer atrapado en la tercera dimensión y con agujeros negros es uno de los capítulos fetiche de los amantes de la física), viajes en el tiempo, paradojas temporales y la teoría del todo.
Y también se ironiza con la ciencia. Stephen Hawking le dice a Homer: «Tu teoría del universo es muy interesante, te la robaré». Mientras tanto, Homer se come una rosquilla que, casualidades de la vida, tiene la misma forma que el universo imaginado por Hawking. «Son travesuras de los guionistas: David Cohen es físico, Ken Keeler y J. Stewart Burns, matemáticos», señala Sánchez. Ellos son los responsables pero la heroína de la serie es Lisa, según Malaspina. Matt Groening, el director, asegura: «Lisa lucha contra la ignorancia, la simpleza. Su posición ideológica es que la ciencia es intrínsecamente un valor positivo y como todo lo humano puede estar contaminado y entrelazado con las realidad».
Aun así, Homer, el patoso y zafio más entrañable de nuestros tiempos, es el protagonista de la serie y el que sirve a los guionistas para satirizar a su país. «Hay un marcado acento científico en la serie, pero esto no puede competir con la grandeza de Homer», señala Malaspina. «Lo que significa Homer es mucho más importante que la ciencia», añade. «Creo que las referencias a la ciencia son un componente auxiliar en la serie. Cada espectador las detecta y aprecia en distinta medida. Lo mismo puede decirse de otro tipo de menciones: al cine, a la pintura, a la historia y demás áreas de la cultura», concluye Sánchez.