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CANTO RODADO

carta de ajuste

Las cien medidas para los cien primeros días de emilio gutiérrez suenan a música celestial. claro que son cien días de gracia

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León

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Por San Pedro se ajustaban los pastores hasta el año siguiente. En un contrato no escrito pactaban el sueldo y sellaban el compromiso de cuidar el rebaño durante el año. Ya no quedan pastores y menos aún trashumantes. Prioro celebró este año el día de la Trashumancia sin ovejas, con el recuerdo de las fotografías de Antonio Vega, Primavera de 1994, un rebaño que recuperó las cañadas , y la ilusión de mantener la huella de la tradición pastoril al menos en esta fiesta anual.

Ajustarse, para los pastores, tenía un sentido de arreglo, acuerdo y concierto. La economía moderna, la de la arquitectura financiera que nos ha hecho olvidar el justiprecio de los bienes, el valor del tiempo y la dignidad humana, le ha dado la vuelta al término. Los ajustes se hacen de arriba a abajo y, cada vez más, con el significado de recorte, merma y rebaja. La ciudadanía, como las tiendas, está casi de saldo.

A falta de rebaños y pastores, San Juan, San Pedro (y San Pelayo en el medio) han sido este año los testigos del ajuste de la clase política consigo misma. En León se ahorrará un millón de euros en cuatro años y han puesto la carta de ajuste para escenificar el gran cambio.

Han hecho hasta ajustes de cuentas; sin sangre, claro. Todo limpio. La reducción de las comisiones informativas, por ejemplo, es un ajuste a la transparencia y a la participación plural en los asuntos municipales. Se pretende ajustar el bien de la ciudad con los antiguos alcaldes, todos del PP salvo Paco Fernández.

El alcalde de León han ajustado también el número de mujeres en la cúpula de poder. A cero. Después de las líneas y colores de la carta de ajuste de Gutiérrez, la imagen ha quedado clara para los próximos cuatro años: cuatro hombres se sientan a diestra y siniestra del alcalde para las decisiones más importantes de León. Unos señores muy serios y circunspectos. Para que luego digan que la Ley de Igualdad está relegando al macho ibérico a papeles secundarios. Eso será en otra cadena.

A la ley, como a las promesas, se les puede dar mil vueltas para sortearla sin burlarla. Es lo que pasa con el IBI. El alcalde, mientras reabre el templete de La Condesa para actuaciones musicales, se ha marcado un pasodoble con su promesa estrella. Olé...

Y la estrella se nos ha esfumado en el cielo de los «cien días, cien medidas» como los fuegos de artificio, ese invento chino que tan bien manejan los descedientes de los fenicios en el Levante español. La gran ilusión electoral se desintegra en miles de luces de colores, con sinuosas y sugerentes formas. La ciudadanía leonesa, embelesada, no se dio cuenta de que el espectáculo dura apenas unos minutos.

Emilio Gutiérrez es hombre de palabra. Y ya advirtió que nunca dijo que lo del IBI -”la rebaja, recordemos-” fuera para este año. Así que habrá que esperar a otro San Juan, cuando llegue el próximo recibo, para ver si cumple y cómo cumple. Ahora lo que más le preocupa al alcalde es Zapatero. Como a Rajoy, que pronunció hasta 37 veces los apellidos del presidente del Gobierno en el inicio del debate del Estado de la Nación. Rajoy sueña con ser Zapatero, digo, con ser presidente del Gobierno.

La carta de ajuste no ha cambiado el programa de campaña del PP. Rajoy, Mariano, y Gutiérrez, Emilio, hacen números con las medidas: 100 por aquí, 50 por allí. Y los numeritos, como las cifras, atraen los titulares como la miel a las moscas (y a los osos, claro)

Las cien medidas suenan a música celestial. Se repiten muchas notas. Se firman con nuevo autógrafo partituras compuestas por otros autores (y autoras, con perdón). Y se incluye como prioridad escribir una carta a la presidenta de la Diputación para pedirle audiencia, eso sí después de disolver la Sociedad Muixta de Turismo e integrar al Ayuntamiento en el Consorcio Provincial de Turismo. No olvidemos que son cien días de gracia...

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