CANTO RODADO
El precipicio de la memoria
El memorial de Puente Castro, aún frustrado, es un ejemplo de que el abismo de la memoria histórica aún da vértigo en españa
1396984945 Pocas personas suponen que en nuestra vida se ha abierto un precipicio y que ya queda completamente separado el mañana del ayer. Desde esta fecha solamente quedará el hoy, presente de dolor uniforme-. Silvia Mistral fue una de las miles de personas exiliadas al finalizar la Guerra Civil española. En su Diario de una refugiada española , publicado en México en 1939, recoge la crudísima experiencia del éxodo de españoles y españolas al triunfar el franquismo y con ello una agónica dictadura para los que quedaban.
Mañana se cumplen 75 años del golpe militar que sacó a España del sueño de la República y la sumergió en una cruel dictadura que se impuso como única realidad posible durante 40 años. El silencio operó como baluarte para sujetar los pilares del régimen fascista. La mudez fue salvoconducto de supervivencia física, moral y psíquica.
Hace quince años era casi imposible sacar una palabra a todas aquellas personas que sobrevivieron a la represión de la dictadura. Los estudios sobre la II República, la Guerra Civil y la dictadura eran muy escasos y los que había, eran incompletos, si bien algunos audazmente pioneros.
El entonces concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de León, Joaquín González Vecín, me habló de lo que hoy parece vox populi: que la Candamia, en Puente Castro, había sido un gran paredón de la muerte.
Los años no habían logrado que el padre de un compañero de la Universidad de León olvidara los tiros que, siendo tan solo un niño, le despertaban cada madrugada.
En Villablino me contaron las humillaciones que tuvieron que pasar las niñas de las escuelas de Sierra Pambley. Cabezas rapadas, aceite de ricino-¦ Desprecio. Insultos. Me hablaron de la guerrilla del maquis y de cómo funcionaban los enlaces.
Me sobrecogió el testimonio de un soldado republicano leonés en el campo de concentración de Argeles Sur Le Mer, en Francia. Desconocía por completo ese capítulo denigrante de la historia del exilio español. Al igual que la participación de cubanos en las Brigadas Internacionales, que ha estudiado en profundidad la francesa Denise Maragnes.
En los últimos años el Ministerio de Presidencia ha subvencionado decenas de proyectos, libros, documentales, exhumación de fosas.
Asociaciones, investigadores y periodistas empezaron a rasgar la cortina del silencio. Incluso el gran fotoperiodista Gervasio Sánchez se atrevió recientemente a meter el objetivo en la llaga de las heridas silenciadas al incluir en su Desaparecidos el caso español, del que antes no quería oir hablar.
Pero la memoria pública y colectiva sigue casi muda. Un ejemplo es el memorial del cementerio de León para poner voz y nombre a las más de mil personas fusiladas en Puente Castro. Tantas personas y asociaciones interesadas en asomarse al precipicio de la memoria histórica no han sido capaces de aupar el hito.
Franco erigió un falso monumento a los caídos en El Escorial con el sudor de los presos republicanos y el sufrimiento de sus madres, sobre todo de sus madres, que tampoco pudieron recuperar nunca los restos de sus hijos para poder enterrarlos a su manera.
La memoria colectiva y pública sigue pendiente. Mañana, 18 de julio, monumentos descomunales como el que aún pervive ahí mismo, en Castrocontrigo, seguirán en pie. Y vigentes aún las vías y plazas generalísimas. El precipicio de la memoria aún da vértigo.