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Seúl vive de espaldas al norte.

Publicado por
León

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Corea del Norte y del Sur mantienen desde el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 una guerra fría de desinformación y propaganda con rumores como los referidos a la extravagante vida de la dinastía Kim, que gobierna con mano de hierro el país comunista. A unos pocos kilómetros al sur de la frontera que separa a ambos rivales, un gran complejo de edificios de cristal alberga los cuarteles centrales de la Agencia Nacional de Inteligencia surcoreana, el centro de espionaje que intenta recabar información dentro del opaco régimen norcoreano.

Sus últimos hallazgos, parte de los cuales recogen los medios surcoreanos, pintan un régimen en el Norte decadente y casi cómico, gobernado por una familia estrafalaria pero ensalzada dentro de sus propias fronteras.

Se habla, por ejemplo, de la lujosa vida de Kim Jong-un, el hijo menor del actual líder norcoreano, Kim Jong-il, y su más probable sucesor al frente del régimen comunista. Según las noticias filtradas a la prensa local por los servicios surcoreanos de espionaje, el joven, al que se le atribuyen unos 30 años, es un excéntrico amante de los lujos que acaba de construir una mansión para su disfrute personal.

Otras informaciones apuntan al gusto de Kim Jong-il, de 69 años, por el alcohol, las mujeres y las extrañas curas para elevar su ánimo, como el cuerno de rinoceronte u otras costosas «medicinas» exóticas. Este tipo de noticias no ayudan a las tirantes relaciones entre ambos vecinos, que se tensaron aún más desde la llegada al poder en Corea del Sur en el 2008 del conservador Lee Myung-bak, quien prometió una línea más dura hacia Pyongyang que sus predecesores.

En la actualidad tanto el Norte como el Sur bloquean en lo posible el acceso a información sobre el enemigo, con censura en el espectro radiofónico, televisivo y en internet, aunque las restricciones son mucho más rígidas en el autoritario régimen de Kim Jong-il que en la hiperconectada democracia del Sur.

Lo cierto es que la desconexión entre las Coreas persiste desde hace más de 60 años y ambas sociedades, la comunista al norte y la capitalista al sur, viven cada vez más desinteresadas la una de la otra. «Los medios surcoreanos no hacen un gran favor para que ambas sociedades se entiendan. De hecho, contribuyen a exacerbar los ánimos, muchas veces publicando rumores poco contrastados», opina una periodista surcoreana especialista en Corea del Norte.

Los surcoreanos tienen prohibido con penas de cárcel difundir información de los medios norcoreanos, que están restringidos en el Sur, mientras que la falta de conexión telefónica y postal hace que los contactos con civiles del otro lado de la frontera sea casi inexistente.

Los desencuentros, escaramuzas y ataques propagandísticos con la intención de desestabilizar al vecino son habituales entre ambos desde que concluyó la Guerra de Corea en 1953 con un armisticio en lugar de un Tratado de Paz. Pero algunos creen que Corea del Sur está distanciándose peligrosamente del pueblo norcoreano y que esa desconexión aleja aún más una futura unificación de dos países iguales étnica y culturalmente. A ello no contribuye el complicado momento de las relaciones intercoreanas, que tras dos ataques perpetrados el año pasado en los que murieron 50 surcoreanos parecen estar en un punto muerto difícil de solucionar.

Miyoung Park es profesora universitaria y creadora de la asociación Institute for Korea Masterplan, con la que quiere llenar el vacío de información entre ambos países implicando a sus estudiantes en trabajos y exposiciones que dan a conocer la vida y dificultades que atraviesan los más pobres en Corea del Norte. «Es necesario que los jóvenes surcoreanos conozcan lo que sucede en Corea del Norte y se preparen para trabajar por la unificación. El tiempo corre en nuestra contra y la gente pierde el interés sobre lo que sucede al otro lado de la frontera», advirtió Park.