Cerrar

La gloria del mundial llegó a su fin

Aunque los datos de crecimiento económico todavía son positivos, el desempleo no baja y en apenas dos años se han destruido casi 280.000 empleos

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Sudáfrica se debate en la actualidad entre la huelga general y la nacionalización de sus minas. Apenas un año después de que la gloria mundialista tocara a su fin, los posos económicos en el país organizador no pueden ser más desalentadores. Al menos, de cara a los sindicatos. Desde finales de junio, al menos 170.000 trabajadores se han echado a la calle -”sobre todo, en el sector siderúrgico-” para protestar contra la actual crisis económica que asuela el país.

Motivos no faltan. Solo en el último año, los precios al consumo se han incrementado un 10,9%, mientras que la principal compañía eléctrica -”Eskom-” disparó a comienzos de este mes la tarifa eléctrica en un 30%. Como señala Irvin Jim, secretario general del principal sindicato sudafricano (Numsa), pese a que la economía sudafricana había mostrado signos de recuperación, «en los últimos dos años se han perdido cerca de 280.000 puestos de trabajo, y eso solo si miramos en la industria del hierro».

Para culminar esta aporía, los sindicatos están presionando por lograr aumentos salariales de entre el 10% y el 13%. Sin embargo, no son las actuales circunstancias de la crisis económica sudafricana lo que más preocupa a la comunidad internacional. En los últimos meses, Julius Malema, uno de los políticos más populares del país y favorito a convertirse en futuro presidente frente al populista Jacob Zuma -”actual jefe del Ejecutivo que trata de ser ahora un estadista-”, ha realizado un feroz llamamiento a «acabar con el capital extranjero», a quien responsabiliza de la crisis que sacude a las clases populares.

Para Malema, líder juvenil del partido gobernante en el país, el Congreso Nacional Africano, las «deshonestas» prácticas comerciales occidentales son la principal causa de su acuciante tasa de desempleo, que llega al 25%.

El personaje no es menor. El sector tampoco. En la actualidad, la candidatura de Malema a la presidencia es apoyada por el 50% de los jóvenes africanos -”en su mayoría, desempleados-”, mientras que el sector de la minería supone el 9% del Producto Interior Bruto (PIB). No en vano, cerca de la mitad de las reservas mundiales de oro se encuentran en Sudáfrica. Sin embargo, y pese a estas llamadas a las -˜armas-™ por parte de algunos sectores sindicales y políticos, la perspectiva económica regional sigue gozando aún de buena salud. Al menos, de puertas hacia fuera.

Modelo de éxito

Según un reciente informe publicado por la consultora británica McKinsey&Co, desde el fin del Mundial los inversores han pasado de la «desconfianza inicial», a considerar el continente africano como un nuevo modelo de «gran éxito» y un objetivo de inversión para aquellos que buscan nuevos mercados. «Aunque es cierto que las guerras, los desastres naturales o las malas políticas del Gobierno podrían detener o incluso revertir estas ganancias en cualquier país, a largo plazo las tendencias internas y externas indican que las perspectivas económicas de África son muy fuertes», apuntan desde McKinsey. Y las perspectivas, como señala Elizabeth Sidiropoulos, analista del Instituto sudafricano de Asuntos Internacionales (SAIIA), no son desalentadoras. «En los dos últimos años, el PIB real de Sudáfrica se ha recuperado desde un 1,7% negativo en el 2009 hasta una tasa positiva del 2,8% en el 2010, impulsado principalmente por una recuperación constante del gasto de los consumidores (atribuida en parte al Mundial)», reconoce la analista. Una circunstancia que motivó que, el pasado mes de diciembre, Sudáfrica se convirtiera en miembro de los BRIC. Un acrónimo acuñado en el 2001 por el economista Jim O-™Neill para aglutinar a las grandes economías emergentes entonces: Brasil, Rusia, India y China. Aunque de «emergentes» quizá ya tengan poco. Del 2000 al 2008, los cuatro miembros del BRIC aportaron cerca del 50% del crecimiento económico mundial, y ese nivel debe aumentar al 61% hasta el 2014, según las proyecciones que maneja el Fondo Monetario Internacional (FMI). «El desafío para el Gobierno sudafricano es ahora demostrar que tiene un compromiso de colaboración con los países BRIC, a fin de dar prioridad a su capacidad productiva y maximizar su contribución a la economía», afirma la analista. Aunque no es menos cierto que, con 49 millones de habitantes y un PIB de 527.000 millones de dólares, Sudáfrica está aún lejos de Brasil, cuya economía pesa más de 2 billones de dólares. Para ello, Pretoria debe hacer frente a problemas como el suministro de servicios adecuados de salud pública y la mejora de la calidad de la educación, sin olvidar reducir el desempleo.