Menú a la carta contra el paro
Aumento económico para poder trabajar
Comienza la ardua tarea de convertir los contratos temporales en indefinidos y encontrar trabajo a más de 4,5 millones de parados
En el último año hemos asistido a multitud de cambios en el mercado laboral, fundamentalmente a través de dos reformas, la laboral y la de la negociación colectiva. Sus objetivos: crear empleo, dar protección a los desempleados y combatir el paro con todo tipo de fórmulas. Aún así, Gobierno, agentes sociales y expertos coinciden en que es el crecimiento económico el que realmente genera empleo.
La reciente afirmación del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, de que tiene «recetas» para lograr el tan deseado objetivo ha vuelto a reabrir el debate, pese a las reformas emprendidas. En el Ejecutivo trabajan con los primeros datos que podrían mostrar que algo está cambiando, aunque frente a los más de 4,5 millones de parados las cifras resultan demasiado pequeñas: entre abril y junio el paro descendió en 212.000 personas, el mejor dato de la serie histórica de un segundo trimestre.
Otro cambio de tendencia es que parece que ya ha tocado fondo el ajuste de plantillas, mientras que la incipiente recuperación económica ha vuelto a hacer que la mayoría de los contratos que se firmen sean temporales, dada también la incertidumbre de estos momentos. Ahora comienza la ardua tarea de convertir muchos contratos temporales en indefinidos y, sobre todo, encontrar trabajo a más de 4,5 millones de parados. En el primer ámbito, la «receta» del Gobierno consiste en hacer trasvases de bolsas de temporales a indefinidos.
La prioridad son los 1,5 millones de parados procedentes de la construcción, un sector que no volverá a ser el mismo. El plan pasa por las políticas activas de empleo, con la recualificación de esos trabajadores; estos deben reciclarse en otros sectores, de los que 53 de los 100 que existen ya llevan creando empleo desde hace un año. Lo positivo de esa situación es que este dato sirve para ver hacía dónde se debe hacer una apuesta para varios años, incluso décadas, por ejemplo, el cuidado de niños, mayores, dependientes, discapacitados, las energías 'verdes' y las nuevas tecnologías, que se configuran como los nichos más intensos del futuro en la creación de empleo, aunque sin olvidar en modo alguno el turismo, la educación privada, la industria, el ocio y la cultura, el transporte, la agricultura. Y atendiendo a los sectores con mayor potencial de creación de empleo, se requerirá que los trabajadores tengan una cualificación intermedia y superior, por lo que el esfuerzo también debe centrarse en la formación, sobre todo, de los jóvenes.
Más recetas
Otras «recetas» oficiales acaban de salir de las mesas del Ministerio, como el plan de choque para fomentar la contratación a tiempo parcial y su protección social; una estrategia para los trabajadores de más edad expulsados del mercado de trabajo. Todas las acciones emprendidas son como un menú a la carta para atender las diferentes necesidades. Pero hace falta empezar a ver sus resultados, como las agencias privadas, la reforma de los expedientes de regulación de empleo, el protocolo de actuación para jóvenes y trabajadores procedentes de la construcción, los acuerdos sectoriales para la entrada de las ETT hasta llegar a la flexibilidad interna de las empresas que traerá la nueva negociación colectiva.
La clave está en crecer Entre los expertos queda meridianamente claro que, para crear empleo, la economía debe antes empezar a crecer. El director de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo, subraya que «la clave está en que aumente la actividad».
Aunque, apunta, le deberán acompañar reformas que den más flexibilidad al mercado laboral, a fin de que se pueda adaptar a las nuevas circunstancias económicas. El tercer apartado de este menú de medidas debería centrarse en recortar los presupuestos de las empresas, reduciendo cotizaciones. Pero insiste: si el mercado de trabajo fuera más flexible, «no se hubiera producido tanto desempleo», ya que el único ajuste posible ha sido el del factor trabajo, «pese a su alto precio», pues «el resto de los ajustes no son posibles a ningún precio».