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Publicado por
León

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Hay una extendida convicción de que el presidente Obama pasa su momento más difícil desde que asumió el Gobierno en enero del 2009, pero también, aunque menos publicitada, de que el partido republicano corre un grave riesgo de de división y de que ha ido demasiado lejos. Incluso podría ganar el duelo sobre la suspensión de pagos del Tesoro federal y perder de nuevo la elección presidencial del 2012.

Es así y las encuestas lo prueban: una muy holgada mayoría de los dos partidos prefiere un arreglo pactado, con un aumento comedido del nivel de deuda pública de los Estados Unidos y otro en paralelo sobre reducción del déficit presupuestario. El presidente de la cámara de representantes (diputados), el republicano John Boehner, lo sabe mejor que nadie y su radical posición, incluyendo gestos como abandonar reuniones y romper la baraja («esta es mi última propuesta y no aceptaré otra») es de hecho una sobreactuación.

El -˜Tea Party-™. El movimiento es hijo de la aparición en escena de Obama, su victoria transversal y su discurso político, económico y, sobre todo, social y cultural. Pero en vez de instalarse como un ala del GOP (-˜Great and Old Party-™, como se llama tradicionalmente al partido republicano) optó por una práctica política de acción directa basada en una denuncia de -˜Washington-™ que escrito así, entre comillas, quiere decir la política profesional, la capitulación ante el enemigo moral, el pragmatismo, las alianzas de ocasión y las transacciones pactadas para la gobernación. -˜Tea Party-™ es, antes que nada, otro modo de hacer política: desinhibido, sin referencias programáticas insertables en la tradición republicana, libertario a ratos, ultra otros, un punto anarquizante y lenguaraz y siempre cercano a lo que fue, en su versión, la misión de los padres fundadores: mucha autonomía personal, poco Gobierno y, si fuera posible, cada día menos impuestos. Todo esto está bien y, en una primera -”y muy insuficiente-” versión podría pasar por una corriente republicana nacionalista, innovadora y colorista pero no es eso, no. Ahora, por ejemplo, es quien lleva la batuta del férreo marcaje a John Boehner, la explicación de la rígida e inexplicable conducta del viejo diputado por Ohio