una falta de consenso político que da que pensar

El acuerdo de la reforma constitucional para fijar el techo de déficit público está saliendo adelante, de momento, gracias al apoyo de los dos grandes partido político, PP y PSOE, pero no cuenta, al menos de momento, con el respaldo de los nacionalistas y los grupos de izquierda. Un hecho que contradice numerosas reflexiones de dirigentes de todos los colores políticos que siempre han aconsejado efectuar los cambios en la Carta Magna con el consenso más amplio posible para que no sean motivo de ulteriores enfrentamientos. El compromiso del PSOE, además, es relativo y forzado por el hecho de que la propuesta haya partido de Zapatero. Esta reforma tampoco respeta el criterio de que los cambios en la Constitución exigen «tiempo y reflexión».

La decisión de populares y socialistas ha registrado una amplia oposición, tanto en el resto de partidos como en sindicatos y también en la calle. De hecho la semana que está a punto de comenzar tendrá lugar una manifestación de protesta convocada por las centrales sindicales.

Va a ser una modificación rápida con plazos aún más cortos que los que tuvo la de 1992, que tardó tres semanas en tramitarse y aprobarse. Esta reforma verá la luz, si se cumple el calendario previsto, en unos días: ya sólo queda el trámite del Senado. En esta oportunidad, por tanto, no habrá ni el requerido amplio consenso ni tampoco la maduración larga en el tiempo. Será porque viene de Europa.