las desconocidas mariposas
Dos jóvenes entomólogos leoneses son los autores de un trabajo envidiable para la difusión de la riqueza biológica de la provincia, que posee el 91% de las especies de mariposas de la comunidad
Muchos se quedan maravillados con su revolotear y la vistosidad de sus colores; otros, sin embargo, no ven en ellas más que un simple y desagradable insecto. Es así, son tantos los que aman las mariposas como los que las aborrecen. Lo que muchos no conoce es la espectacular riqueza biológica que la provincia de León posee en este aspecto. La región abarca el altísimo porcentaje del 91% respecto al total de especies que viven en Castilla y León, así como el 74% de las que habitan en todo el territorio de la Península Ibérica. Todo un privilegio para León, algo desconocido para la mayoría, poco valorado por los habitantes y, lo peor de todo, mínimamente estudiado por expertos. Y es que para valorar algo antes hay que tener conciencia de ello.
La provincia de León tiene 15.581 kilómetros cuadrados, sin duda la más extensa de toda Castilla y León, pero es su situación estratégica la que le proporciona las características idóneas para la presencia de mariposas. La orografía del terreno, unida a su variado clima hacen de León un lugar privilegiado en España. Los cambios de altitud y la combinación de un clima continental en el norte con uno mediterráneo en la zona sur, propician la variedad de hábitats que favorece la aparición de una gran diversidad faunística. Entre el revolotear de sus alas, podemos ver mariposas más propias de lugares fríos como Alemania o el norte de Francia, así como de Andalucía o África.
La historia entomológica —el estudio de los insectos— en la región leonesa es más bien pobre y se concentra principalmente en los alrededores de los Picos de Europa y algo en la montaña central de León. Sin embargo, zonas como el Bierzo, la Cabrera, los Ancares o el centro y sur de la provincia están a penas sin estudiar. Son realmente escasos los entomólogos dedicados a trabajar sobre las mariposas en la provincia. Para algunos, como los coleccionistas, son codiciados tesoros de la fauna y pretenden cazar ejemplares para sus respectivas colecciones. Al contrario de esta práctica, que puede poner seriamente en peligro a estos insectos, su estudio y observación por expertos biólogos para obtener un conocimiento real de la especie y su hábitat es escaso.
Un trabajo que puede considerarse ‘de chinos’ pero muy significativo en lo referente a la riqueza biológica del territorio. Por eso cabe destacar la labor de David César Manceñido y Félix Javier G. Estébanez, dos jóvenes leoneses licenciados en ciencias biológicas por la Facultad de León, de 31 y 28 años de edad, respectivamente. Ambos, expertos y amantes del mundo de las mariposas, han conseguido de forma conjunta un trabajo envidiable para el conocimiento y la difusión de la riqueza entomológica de León. Durante aproximadamente 10 años han trabajado en un proyecto conjunto cuyo resultado es la catalogación de todas las especies de mariposas —tanto diurnas como nocturnas— existentes en la provincia. De momento, cuentan con 9.500 entradas en la base de datos, casi 10.000 tipos de mariposas agrupadas en 168 especies diferentes —el 91% de las 187 registradas en la Comunidad Autónoma—. Cuando David y Félix hablan, León y su riqueza biológica se convierten en protagonistas. Ambos reiteran que no son coleccionistas sino conservacionistas, algo que mucha gente confunde, y que conocer la distribución de todas las especies dentro de la provincia es muy importante para mantener sano su ecosistema.
¿Y estos bichos?
Las mariposas —científicamente conocidas como lepidópteros— son una especie animal invertebrada que pertenece al grupo de los insectos. Su corta vida —tres semanas de media, aunque algunas llegan a vivir un año, como la Limonera ( Gomepteryx rhammi) — y su pequeño tamaño —su peso oscila entre 1 y 4 gramos las más grandes— no han de engañarnos, pues su existencia es de fundamental importancia para el mantenimiento del ecosistema. Éstas, junto a las abejas, son las mejores polinizadoras de flores, atacan los residuos orgánicos naturales y sirven de alimento principal a numerosas especies de vertebrados, convirtiéndose en parte de la base del ciclo alimenticio. Muchas especies dependen de ellas, son fuente de alimentación para pájaros, murciélagos, reptiles, sapos... En el caso del urogallo existe una relación muy estrecha: la alimentación de sus pollos se cubre en un 90% con orugas de mariposa. «Por eso éstas ponen tantos huevos —la hembra puede poner entre 100 y 200— para que al menos dos orugas lleguen a completar el ciclo y convertirse en mariposa», explica Félix.
Las mariposas se clasifican en diurnas —vuelan entre marzo y septiembre— y nocturnas —pueden verse todo el año—. En el caso de éstas últimas, su estudio es mucho más a largo plazo, en toda la Península hay más de 4.000 —lo que multiplica por 17 la cantidad de diurnas—, por lo que el muestreo es diferente y más complicado —se utilizan trampas de luz blanca de 500 watios de potencia que las atraen—.
David y Félix reconocen que su trabajo no está tan reconocido como debería, pero lo que más les duele es que los propios leoneses no conozcan el inmenso valor ecológico que tienen en «su propia casa». «Estamos intentando hacer todo lo que podemos, a través de jornadas, charlas, exposiciones... para que la gente conozca un poco más de este tesoro. Nunca decimos no a nada», aseguran. David, entre risas y resignación, recuerda cómo una señora le increpó por tener una mariposa en la mano: «deje a esa pobre mariposa, ¡es un crimen lo que hacéis!». «Con nuestro trabajo sacamos a la luz la riqueza que la gente tiene en su pueblo y no lo sabe. Para apreciarlo, antes hay que conocerlo», dicta David.
Mundo desconocido
Su frágil apariencia no debe engañarnos, al contrario, son unas expertas en camuflaje y supervivencia en el entorno. Algunas visten colores especialmente vistosos que actúan como señal de peligro para otros animales e indican que son venenosas. Es el caso, por ejemplo, de la Arctia tigrina o la Zygaena rhadamanthus , ésta última contiene cianuro en su cuerpo. El veneno llega a su organismo cuando no es más que una larva y se alimenta de plantas con algún compuesto tóxico. «Cuando un pájaro se va a comer una de estas mariposas, identifica el mal sabor con sus colores y así no vuelve a atacarla. Es un mecanismo de defensa», cuenta Félix. Otras, imitan con sus colores a avispas, moscas y mosquitos —animales peligrosos para ellas— y así evitan que éstos se las coman, es la Sesia apiformis .
Sólo hay que observar, son muy territoriales, consideran propia, por ejemplo, una atalaya y expulsan al resto; «incluso cuando uno va caminando revolotean a su alrededor como método de reconocimiento para echarle de su terreno», explican los entomólogos. A la hora del cortejo también sorprenden, en ocasiones realizan vuelos nupciales en remolinos y algunas mariposas hembra son capaces de atraer a los machos hasta una distancia de 4 o 5 kilómetros desprendiendo feromonas.
Dedicación
«Ojala pudiésemos vivir de esto», en eso David y Félix están de acuerdo. La pasión por los coloridos lepidópteros les llevó a conocerse hace más de dos años y desde entonces no han parado de trabajar. Aunque, cuando se trata de mariposas, no se lo toman como un trabajo, es simplemente pasión. «¡Hemos salido más al campo en estos años que en toda nuestra vida!», comenta Félix divertido, en cuanto tienen un rato libre lo dedican a este proyecto. «Aunque la afición comienza cuando eres niño, con el tiempo te empiezas a preocupar más y es en la carrera cuando todo se hace más serio», afirma David. Ambos agradecen la labor de algunos de sus profesores de la Universidad, una importante fuente de apoyo y ánimo, pero el desconocimiento y la falta de ayudas económicas por parte de las instituciones no han sido buenos aliados en su investigación.
Por eso se sorprenden cuando ven cómo en Europa la situación es muy diferente; hay gente que se dedica a esto. El año pasado David y Félix recibieron una llamada del Parque Natural de los Alpes Marítimos de Italia para realizar allí un muestreo de las especies de forma remunerada, «¡nos llaman del extranjero! y aquí, con toda la riqueza que tenemos, a nadie le interesa nuestro trabajo», exclama David. «No hemos cambiado el chip frente a Europa», comentan los jóvenes.
A la falta de interés y, en cierto modo, ignorancia, se debe esta situación. Sólo valoramos a los vertebrados grandes olvidándonos de la importancia de los pequeños insectos. Gracias a la labor de expertos como David y Félix estamos más cerca de conocer nuestro entorno. Ellos saben que un excelente trabajo siempre acaba siendo reconocido. De parte de de la provincia leonesa y su poco valorada, pero espectacular riqueza biológica, gracias.