Comparaciones odiosas
La posibilidad de una quiebra de Grecia, con una importante quita en su deuda, circula ya de manera habitual por los mercados financieros y por los despachos de los políticos. Ya no es un tabú. Es una posibilidad muy probable. La pregunta ahora es qué pasará después. Según la agencia Fitch, Grecia probablemente no podrá hacer frente al pago de su deuda, pero no abandonará la zona euro. Por su parte, el Banco Central Europeo parece estar preparando a los mercados para un impago de Grecia. Varios miembros de su consejo han asegurado que no se puede descartar un »default». En este sentido, los expertos de Bankinter consideran como escenario más probable una quiebra severa de Grecia con una quita que podría ascender hasta el 70 por ciento.
En algunos mentideros se alude ya sin ambages a una solución «a la argentina». Parece que ha pasado toda una vida, pero la crisis de Argentina tuvo lugar hace tan sólo una decena de años. El país de La Pampa adoptó medidas drásticas después de que su economía se hundiera bajo el peso de un enorme endeudamiento y una escasa capacidad de crecimiento. El problema o la batería de problemas de fondo es similar entre Grecia y Argentina: una política fiscal indisciplinada, un enfriamiento económico y un endeudamiento atroz. Pero las soluciones no pueden ser iguales. Hace diez años Argentina declaró la suspensión de pagos y devaluó el peso. En los últimos años el país ha crecido a buen ritmo. Ahora se trata de saber si la misma receta que ayudó a Argentina (con grandes sufrimientos y con llanto y rechinar de dientes, es cierto, pero ayudó al país) es extrapolable a Grecia. La gran deferencia es que Argentina no estaba integrada en un club de países, como lo está Grecia, por lo que pudo tomar medidas drásticas sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo.
La recuperación de Argentina se apoyó en la devaluación del peso para aumentar sus exportaciones, fundamentalmente agrícolas. Grecia no cuenta ni con lo uno ni con lo otro. Ni cuenta con una divisa que pueda devaluar unilateralmente, ni con un potente sector agrario que tire del país.
Grecia no puede abandonar el euro con la misma facilidad que Argentina eliminó la paridad del peso con el dólar de Estados Unidos. Los expertos creen que aunque se produjera una importante quita de la deuda, Grecia seguiría sufriendo el peso de un déficit presupuestario difícilmente manejable.
Algunas voces manejan una opción alternativa a la «solución argentina». Sería algo como un gran «plan Marshall» que sustituya a la estrategia que ha demostrado su fragilidad, como es el rescate financiero de cada país en problemas. Sería un plan que supondría, como primera medida, una pérdida de la autonomía económica y financiera de Grecia. Una intervención en toda regla, para luego reflotar la economía y las maltrechas finanzas griegas.