héroe o villano
Alemania ha tomado con fuerza la senda de la recuperación, mientras el resto de los países de la UE todavía renquean y se arrastran. El PIB alemán creció un 3,6 por ciento en el 2010, frente a la contracción de la actividad de un 4,7 por ciento contabilizado en el ejercicio precedente.
Según se rumorea en el mercado, el gobierno alemán elevará considerablemente sus previsiones de crecimiento económico para este año. Puede subir el listón desde el 1,8 hasta el 2,2 por ciento. Alemania, «tira». Y lo hace con fuerza. Ahora se trata de saber si eso es bueno o malo para sus vecinos. La interpretación más inmediata, la más fácil, apunta a que la pujanza de la economía alemana será positiva para los restantes países europeos.
En España, por ejemplo, hay que esperar más turistas procedentes de aquél país, ya que el mercado laboral alemán muestra su mejor aspecto en muchos años, con más de 40 millones de personas trabajando. El turismo, la mayor industria española, se beneficiará de que a los alemanes les vaya bien. En general, la industria germana tirará del resto de las economías europeas. Pero no es la panacea, porque lo cierto es que Alemania ya no compra tanto a sus vecinos. Ahora se va más lejos. China se convirtió en el 2010 en el mayor proveedor exterior de Alemania. El volumen de intercambios comerciales entre ambos países alcanzó el año pasado su máximo histórico. China sigue escalando posiciones como uno de los principales mercados exteriores de los bienes y servicios que produce Alemania. En el 2010 se situó tan sólo por detrás del conjunto de la Unión Europea y de Estados Unidos. Es decir, dicho groseramente, Alemania vende a Europa, pero compra en China. Sin embargo, hay otra lectura de la situación. No tan optimista.
Ya se sabe que todo lo que da luz, también produce sombras. La argumentación que realizan los que así piensan sostiene que el buen ritmo de crecimiento de Alemania terminará por provocar, más temprano que tarde, un repunte de la inflación, por lo que hay que esperar que el BCE suba el precio del dinero para evitar un indeseable crecimiento de los precios. Según el dato que se publicó el viernes, la tasa de inflación ha crecido en Alemania en diciembre hasta el 1,7 por ciento, frente al 1,5 de noviembre. El BCE, no es una novedad, siempre se ha mostrado -con su política monetaria- más atento a las necesidades de Alemania que a las de los países llamados periféricos. Donde hay patrón no manda marinero. La economía alemana es la cuarta más potente del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, Japón y China. Las cifras de Alemania son apabullantes. Es el segundo exportador mundial y uno de los que cuentan con mayor superávit en su balanza comercial. Por ello, el BCE toma sus decisiones teniendo muy en consideración las necesidades de Alemania.