Diario de León

CANTO RODADO

olvidadas en acción

es fácil olvidar el trabajo invisible y no remunerado de las mujeres, como se ha olvidado la pac de la mitad del campo y eta de sus víctimas

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León

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Un asturiano se subió al podio del 15-O en la plaza del 15-M, Botines, y apeló a la responsabilidad de cada uno y cada una de nosotras en el caos del sistema financiero. Fuera tarjetas de crédito, dijo, para dejar de ser cómplices con el sistema. Acto seguido se dedicó a recordar la bucólica vida en la que las madres remendaban pantalones, calcetines y calconcillos y hacían trapos para limpiar el polvo con las sábanas viejas.

Quiero pensar que fue un alegato en el que pesó más el aderezo del recuerdo de una infancia feliz, con la madre en el centro de la casa y al frente de la prole y de la cocina, que un pensamiento consciente. Porque, ¿se ha preguntado el asturiano encantado de vivir en León cuánto trabajo invisible y sin salario han realizado y realizan las mujeres para el bienestar de la sociedad? Dejo la pregunta en la plaza.

El movimiento 15-M, el que quiere pasar de la indignación a la acción, hace un esfuerzo loable por nombrar en masculino y en femenino, pero lo cierto es que la presencia y la voz de las mujeres no son las más visibles. Salir de la crisis pasa por más igualdad no por ensanchar más aún la brecha entre hombres y mujeres. Y eso hay que tenerlo muy en cuenta, a falta de líderes y lideresas, en los núcleos de reflexión y debate del 15-M.

Semillas de futuro

La invisibilidad de las mujeres es una constante histórica, aunque en los últimos tiempos ha empezado a cambiar el rumbo. Sin embargo, las mujeres desaparecen por menos de nada de puntos neurálgicos para el futuro. Están ausentes de las grandes líneas de la Política Agraria Común (PAC). Y no lo digo yo. Lo ha dicho la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Mario, Rosa Aguilar, al recordar que sin mujeres el campo, el mundo rural, carecen de futuro. Una verdad como un templo. Las grandes políticas no entran en la letra pequeña de la realidad. Y la PAC, la nueva Política Agraria Común que se fragua en Bruselas, no iba a ser menos. Ni las mujeres ni la agricultura ecológica aparecen en el reparto de los millones de euros.

Y sin embargo muchas, cada vez más, son autoras de proyectos que están sembrando semillas en el mundo rural, codo con codo con hombres que también creen que otro mundo es posible. Felicidades, pues, a las mujeres de Tabuyo del Monte, Del Monte de Tabuyo, por el merecido premio que la ministra en persona les entregó por sacar adelante un proyecto integral que va desde el cultivo de setas, al envasado de conservas y la restauración. No es un trabajo de un día, sino de años. Y no es casualidad que en torno a este pueblo, a la sombra del pinar milenario, hayan surgido otras cooperativas e iniciativas empresariales.

En este pueblo que está lejos y fuera de todos los ejes de comunicación todavía hay jóvenes que se quedan en busca de un futuro menos dependiente del vaivén de los mercados y más respetuoso con el medio ambiente. Está en el camino de la sostenibilidad, pero necesita el aliento de las instituciones.

Tejedoras de paz

De las mujeres que han trabajado por el proceso de paz en Euskadi también se sabe poco. Casi nada. Y sin embargo, también han jugado un papel crucial antes y, sobre todo, desde que en el 2004 Zapatero inició una decidida apuesta por terminar con la lacra terrorista. «En mí nombre, sí», ha sido su lema. En su haber, en medio de tanta amargura, se lleva el presidente leonés el premio (de consolación) de cerrar su mandato con esta puerta abierta a la paz. De olvidos, el más grave, fue el de ETA: ni una palabra para las 829 víctimas que se ha cobrado en su historia de sangre.

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