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El mejor regalo

Un diamante amarillo 'Gota de sol' que por su talla y pureza es único en el mundo. Será la estrella de la subasta de la próxima semana

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La casa de subastas Sotheby’s ya consiguiño hace un años vender el diamante más caro de la historia, un excepcional diamante rosado por 45,4 millones de dólares y hora se lanza a otra aventura: Vender un diamante único en el mundo. Con un peso de 110,3 quilates, el que se subastará la semana que viene es el diamante en forma de pera y de color amarillo vivo más grande que se conozca y su precio estimado está entre los 11 y 15 millones de dólares.

Sotheby’s no emite predicciones sobre esa venta, pero confía claramente en la vitalidad de la demanda por joyas de esta categoría.

Los expertos alaban esa piedra preciosa, descubierta el año pasado en una mina sudafricana, por considerar que ofrece la tonalidad más rara y deseada para un diamante amarillo. Su rareza llevó a que estuviera expuesto durante la primera mitad de este año en el Museo de Historia Natural de Londres.

«Un diamante de 100 quilates es extremadamente raro, pero un diamante con esta forma y este color amarillo vivo e intenso lo saca de las parámetros conocidos», declaró David Bennett, director del departamento de alta joyería de Sotheby’s para Europa y Oriente Medio.

«El diamante fue descubierto en Sudáfrica el año pasado, cortado en Nueva York y expuesto en el Museo de Historia Natural de Londres durante seis meses, a principios de este año. Ahora está con nosotros. Lo hemos llevado por todo el mundo y ha recibido una aprobación unánime en cada lugar», agregó entusiasmado.

Pero esta piedra preciosa no es la única pieza que atraerá el interés de inversores y coleccionistas, pues Sotheby’s subastará la misma noche un juego de collar, broche y pendientes de diamantes imperiales. Los expertos lo consideran el juego de joyas de diamantes de colores más importante en salir a subasta en los últimos cincuenta años, con un valor estimado de 10 millones de dólares. Procedente de una colección privada europea, estas joyas datan de mediados del siglo XIX y transportan con ellas una gran historia.

Se cree que los diamantes pertenecieron a la emperatriz Catalina I de Rusia, que los regaló al decimotercer sultán otomano Ahmed III para negociar la paz luego de la batalla de Prout (1711).

El obsequio habría facilitado la posterior firma del acuerdo de paz entre Rusia y el Imperio Otomano.

Más de ciento cincuenta años después, el sultán Abdul-Hamid II las habría regalado a la esposa del virrey de Egipto, la sultana Valida, con motivo del nacimiento de su hijo, hasta que de mano en mano y con el establecimiento del protectorado británico en Egipto fue vendida a su actual propietario en una subasta de Christie’s en 1963.

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