Diario de León

centenario de cultura

El alma creadora

Considerado por muchos el primer centro cultural de España, en el que la creación y el intercambio científico y artístico fueron los emblemas que nos acercaron a Europa, la Residencia de Estudiantes llega a León con una exposición sobre los cien años de su existencia

Un hombre observa uno de los paneles que explican algunos de los datos más curiosos de la historia de la Residencia de Estudiantes.

Un hombre observa uno de los paneles que explican algunos de los datos más curiosos de la historia de la Residencia de Estudiantes.

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Algo del espíritu intelectual, del talento y del alma creadora de la Residencia de Estudiantes se respira en León. El museo que alberga el edificio Pallarés se ha convertido en escenario de una exposición sobre ese centro que marcó una época y que fue conocido como el primer centro cultural de España. En él, se estableció una corriente de comunicación científica con los países más avanzados que hizo de la Residencia de Estudiantes una referencia tanto dentro como fuera del país, gracias también al empeño de su impulsora, la Institución Libre de Enseñanza.

Ahora, años después de su puesta en marcha, la exposición sale de Madrid para hacer un recorrido por varios puntos de España y León es la primera parada de esta muestra, donde permanecerá hasta el 27 de noviembre.

El Museo de León ofrece al visitante la posibilidad de adentrarse, a través de una serie de imágenes, textos, objetos y videos, en un recorrido por la historia de la Residencia de Estudiantes y de cómo ésta cambió la cultura España desde su creación, el 1 de octubre de 1910.

Para dar una idea de lo que supuso este centro, fue allí donde Einstein expuso su teoría de la relatividad. Junto a él, Marie Curie o Le Corbusier también dejaron su huella y ayudaron a crear el ambiente propicio para el desarrollo cultural que se convertiría en el santo y seña de los residentes.

Allí, en lo que fue reconocido internacionalmente como el primer centro cultural de la España de entreguerras, estuvieron también Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Unamuno, Dalí, Buñuel o Severo Ochoa, entre otros muchos personajes ilustres que dieron forma a una institución que aún pervive y en la que se forman y crean unos 3.000 investigadores y creadores al año procedentes de todo el mundo. Allí se oye y se crea lo más nuevo en música o en poesía.

En su desarrollo, León tuvo un papel muy importante. Primero, porque el grupo de estudiantes leoneses fue uno de los más numerosos de los que allí se curtieron —alrededor de 40, sin contar con las mujeres que estuvieron en la Residencia de Señoritas— y también porque, gracias a ellos, la Residencia de Estudiantes pudo revivir tras la Guerra Civil, que la sumió en el abandono y, posteriormente, la dictadura franquista interrumpió también su actividad. En ambas ocasiones resurgió de sus cenizas, pero ya nunca volvió a ser la misma.

«Lo que es ahora la Residencia de Estudiantes no es lo mismo que lo que fue, aunque es cierto que se recuperó tras la guerra gracias a los estudiantes de León, donde se celebró la reunión que puso en marcha de nuevo lo que fue un centro de formación de primer orden», explica Cristina Fanjul, encargada, junto con Margarita Sáenz de la Calzada (ambas familiares de antiguos residentes), de la parte leonesa de la exposición, de la que es comisario José García-Velasco, actual director honorario de la institución.

Y es que el grupo leonés participó de forma activa en el proyecto de recuperación de la Residencia —en lo que se llamó ‘La Reconquista de la Residencia— iniciado el 12 de junio de 1986 y en el que estuvieron presentes muchos de ellos, como Justino de Azcárate y Emilia González Uña.

Gracias a la donación de fondos documentales que los familiares de los leoneses que formaron parte de ella han entregado a esta institución la exposición del Museo de León ofrece al visitante varios documentos de aquella época, como los textos originales de aceptación de las becas que se ofertaban o muchas de las cartas que en su día el director de la Residencia de Estudiantes, Alberto Jiménez Fraud, enviaba a los residentes de León para concertar día y hora de la reunión que volvería a avivar la llama del centro, o los documentos oficiales de solicitud y aceptacion de becas.

La ciudad también acogió algunos de los muchos viajes organizados por la residencia, que tenía como lema, además del estudio, las relaciones sociales, los viajes y el deporte como partes fundamentales del desarrollo intelectual de sus residentes.

Además, cuenta con dos documentales que se realizaron para la Residencia cuando cumplió cien años —‘Hablaremos de esto dentro de cien años’ y ‘Cien años de la Residencia de Estudiantes’— que ofrecen al público otra perspectiva de lo que fue en su día y de cómo se trabajaba entre las paredes de los cinco edificios que, entre jardines, Juan Ramón Jiménez bautizó como Colina de los Chopos. Posteriormente se trasladó a la madrileña calle Pinar, donde ahora intervienen muchos de los protagonistas actuales de las artes y las ciencias como Mario Vargas Llosa. La historia, vivencias y aportaciones de los residentes durante todos estos años forman parte del rico archivo documental y los fondos bibliográficos de la Residencia actual. Y de la historia cultural de España.

La exposición que ahora está en León —que puede visitarse en el Museo de León en horario de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 de martes a sábado— organizada por la Residencia de Estudiantes con la colaboración de Acción Cultural Española y la Fundación Francisco Giner de los Ríos, llega a la ciudad de la mano del Museo de León y la Fundación Sierra Pambley, y se completa con otra muestra sobre Francisco Giner de los Ríos que alberga la propia Fundación Sierra Pambley, coincidiendo con los cien años de vida de esta institución emblemática a la que estuvieron vinculados cuatro de los siete españoles galardonados con el Premio Nobel antes de 1936 —Ramón y Cajal, Vicente Aleixandre, Severo Ochoa y Juan Ramón Jiménez—.

Pero también nombres con acento leonés como José Solís, Olegario y César Llamazares, Luis y Arturo Sáenz de la Calzada, Maruja Zuloaga o las familias Fanjul, Azcárate o Flórez son sólo ejemplos del espíritu de León que se respiró, de una forma u otra, en la Residencia de Estudiantes.

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