EN TORNO AL ‘SEÑOR DE BEMBIBRE’

Como guinda que adorna la obra de Gil Y Carrasco, hemos dejado deliberadamente este último comentario para dedicarlo unitariamente a su novela más celebrada: ‘El Señor de Bembibre’.

Aparece esta preciosa obra en el año 1844, y muchos son los autores y críticos que la consideran como la mejor novela romántica española. Tan es así, que el ilustre catedrático, abogado y político leonés, Publio Suárez Uriarte, escribía en el año 1924, en la revista ‘Vida Leonesa’, el siguiente comentario: «La perfección con que es concebida, planeada y escrita esta hermosa novela, la coloca sobre las de Fernández y González, y muy por encima de ‘Sancho Saldaña’ de Espronceda y de otros ensayos de nuestros románticos, que no llegaron ciertamente en el género novelesco a la altura verdaderamente colosal que alcanzó la lírica».

Llama la atención, en esta novela, el perfecto encaje de la orientación romántica, los caracteres de los personajes, idealizados por su humanismo, así como la sabia disposición de la trama y desgarrador desenlace. Pero donde la altura del ‘Señor de Bembibre’, alcanza las más altas cotas, es en la descripción de paisajes, tema que la pluma de Gil y Carrasco domina con tal perfección y meticulosidad, que no deja sin detalle rincón alguno de su Bierzo adorado, logrando un tono único y un efecto inigualable en la presentación de esta comarca privilegiada.