Diario de León

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Subidas de tasas para afrontar la asfixia

Los expertos auguran un encarecimiento de los servicios de limpieza, agua, residuos, el uso de instalaciones municipales y la expedición de documentos

Grafiteros limpian las pintadas para saldar la multa que les ha puesto el Ayuntamiento.

Grafiteros limpian las pintadas para saldar la multa que les ha puesto el Ayuntamiento.

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Bibliotecas que cierran, profesores de guarderías y escuelas infantiles que no cobran desde hace meses, piscinas y polideportivos clausurados porque no hay dinero para mantenerlos, calles y aceras sucias, prestación deficiente de servicios y cientos de facturas de proveedores pendientes de pago en los archivos municipales. Es la cruda realidad en muchos ayuntamientos a los que el estallido de la burbuja inmobiliaria ha dejado sin su principal fuente de financiación, muy endeudados y con equipamientos sobredimensionados e insostenibles. Los gestores locales agudizan el ingenio en busca de nuevos ingresos a la vez que exploran fórmulas para gastar menos.

La deuda viva municipal ascendía a 28.851 millones de euros a comienzos de este año, según el informe anual del Ministerio de Economía. Una cantidad astronómica que a mediados del 2011 se había elevado ya a 29.503 millones, según el resumen general de deuda de los entes territoriales del Banco de España, y que refleja un problema que Zapatero ya veía venir en mayo del 2010, cuando incluyó en su célebre decreto de recortes la prohibición a los ayuntamientos de pedir créditos a largo plazo hasta el 2012.

El Ejecutivo suavizó después esa decisión por la presión de miles de alcaldes, que se quejaron de que la medida castigaba igual a los municipios derrochadores y a los saneados, y permitió recurrir al crédito a los municipios cuya deuda viva fuese inferior al 75% de sus ingresos corrientes. Ese ‘perdón’ excluyó a 310 consistorios, entre ellos algunos tan importantes como Madrid o Zaragoza.

El permiso para recurrir al crédito incluía una condición: el dinero captado sólo puede ir destinado a inversiones, nunca a financiar gasto corriente.

Por si fuera poco, sobre los ayuntamientos pesa otra gran losa. La obligación de devolver al Estado en cinco años los 6.000 millones de euros correspondientes a anticipos a cuenta del 2008 y el 2009, efectuados en función de unas previsiones de ingresos que no se cumplieron. La Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) ha pedido ampliar a diez años el plazo, pero el Gobierno no ha atendido su demanda. De ahí que los consistorios busquen fórmulas para sacar dinero incluso de debajo de las piedras.

Uso de bienes públicos

Fuentes de Hacienda señalan que la ‘tasa’ es ahora el concepto clave para los ayuntamientos. Dado que la normativa sobre tributos impide a los entes locales crear impuestos, los consistorios se aferran a las tasas, que permiten gravar el uso o aprovechamiento de un bien o servicio público.

Bajo ese prisma, el uso del espacio público local ofrece infinitas posibilidades. «Ahí tienen (los ayuntamientos) mucho campo por explorar», subrayan las fuentes consultadas. A mucha mayor escala, el Círculo de Empresarios sugiere en su último documento de propuestas para la próxima legislatura «incrementar las tasas y precios públicos» que cobran todas las administraciones y generalizar su cobro por la prestación de servicios educativos y sanitarios.

A nivel local, entre las acciones que podrían ser objeto de gravamen destacan el aparcamiento en algunas zonas de los municipios (áreas centrales, cerca de los mercados o al lado de monumentos o atracciones turísticas); la instalación en la vía pública de cajeros automáticos o máquinas de ‘vending’ (dispensadoras de bebidas, sándwiches, frutos secos o golosinas) o la fijación de publicidad estática en las calles. La prohibición de fumar en lugares públicos ha abierto otro filón al multiplicar las terrazas en pueblos y ciudades y extender su uso a los meses de invierno. Ese aprovechamiento del espacio común para negocio también acarrea el pago de la correspondiente tasa.

Para cobrar por esos conceptos, muchos municipios, sobre todo pequeños, tendrán que crear tasas nuevas. A otros les bastará con subir sus cuantías. La ley dice que las tasas deben reflejar el coste real del servicio prestado, algo que los gestores locales dicen que ahora no se cumple. De ahí que los expertos, y en privado muchos alcaldes, auguren un encarecimiento de servicios como limpieza y recogida de basuras, tratamiento de residuos, saneamiento y abastecimiento de agua o el uso de locales e instalaciones municipales para actividades culturales o deportivas. La expedición de documentos (como certificados de empadronamiento o determinadas licencias) podría erigirse también en fuente de recursos.

También hay mucho que hacer por el lado del recorte del gasto.

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