tahrir
la versión egipcia de hyde park
En los rincones de esta mítica plaza, escenario de las protestas que forzaron el cambio de gobierno, los ‘speakers’ ofrecen sus charlas, al igual que en el parque londinense
La plaza cairota de Tahrir y sus alrededores se asemejan, en versión egipcia, al londinense Hyde Park, donde los speakers dan su charla en los rincones de ese antiguo bosque de caza. Tahrir cada viernes contribuye a la libertad de expresión amordazada desde hace casi tres décadas.
En la plaza, situada en el centro de El Cairo, se reunió el viernes una representación de la Plataforma de Mujeres Artistas españolas que se encuentra en El Cairo para mostrar su solidaridad con las egipcias, las perdedoras de esta revolución, dada la escasa representación que van a tener en el futuro Parlamento.
Tahrir, símbolo de la revolución y de la libertad, está rodeada por el Museo Egipcio, un antiguo edificio de la época colonial; la chamuscada sede de la extinta formación política del expresidente Hosni Mubarak, el Partido Nacional Democrático, que ardió en llamas, y un enorme cartel que anuncia la próxima construcción de un hotel de lujo internacional.
Custodiada por signos occidentales y vestigios coloniales se encuentra Tahrir con sus lonas sucias, sus improvisadas tiendas de campaña elaboradas con mantas renegridas por el paso de los días. La revolución ha huido del centro de Tahrir y la plaza ha sido tomada por gentes sin hogar y algunos «fumados» de hachís.
Unas doscientas personas se manifestaron el viernes después de la oración en los alrededores de la plaza. Ninguno penetró en ésta por miedo a los enfrentamientos.
En una mezquita situada en las inmediaciones y después de la oración del mediodía un grupo de gente se congregó alrededor de un hombre que portaba una enorme bandera egipcia, mientras que a su lado otros llevaban pancartas. Un orador, micrófono en mano, repetía: «Alá purificará Egipto de los dictadores. Alá purificará Egipto de la corrupción. Alá, Alá ellos tienen el fuego y nosotros te tenemos a ti» y «Yo y mis hijos no vamos a morir, nos defenderemos como leones.»
Hasta el Barça
En el sur de Tahrir hay instalado un puesto de banderas de Egipto de diversos tamaños y muchas otras pertenecientes a distintos equipos internacionales de fútbol. Entre estás ondeaba la del fútbol club Barcelona, la bandera pirata y unos metros más allá marionetas para los más pequeños que acuden con sus padres a la plaza.
Dicen los comerciantes que la venta es escasa «porque no hay turistas y los egipcios sufrimos su ausencia.» Puede que haya menos visitantes, pero, mientras los egipcios se manifestaban, un autocar de turistas pasó por Tahrir; el conductor detuvo el vehículo y desde su interior una treinta personas trataron de congelar la revolución con sus máquinas de fotos. Fueron instantes de segundo, luego desaparecieron.
En otro extremo de la plaza, un hombre con un altavoz en la mano arremetía contra el jefe de la Junta Militar, el mariscal Husein Tantaui. +En la zona este, familiares de soldados detenidos llevaban a hombros un niño vestido de general y un anciano portaba el Corán en una de sus manos. Esta multitud pedía la libertad de los jóvenes militares que confraternizaron con la revolución en esos 18 días en los que la plaza de Tahrir fue el centro de la libertad y donde muchos perdieron sus vida por reclamarla.
Esta plaza volverá a reunir a miles de manifestantes el próximo 25 de enero, un año después de que comenzaran las protestas y los enfrentamientos entre los revolucionarios y las fuerzas de seguridad. El próximo 25 de enero los egipcios llegados de todas partes del país rendirán un homenaje a las más de 800 personas muertas en las manifestaciones celebradas en esta plaza contra la dictadura de Hosni Mubarak.