De los diamantes de sangre al cacao del odio
Separados por los apenas 400 kilómetros que configuran sus fronteras, los conflictos —actuales— en Costa de Marfil y —pasados— en Liberia apenas distan en su origen. Al menos, el económico. Porque si el primero palidece ahora ante el comercio del llamado cacao del odio, el segundo sufrió hace dos décadas los efectos de su deficitaria exportación de gemas, los llamados diamantes de sangre.