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josé blanco lobato

purpurina en la mirada

inspiró a las propias musas creando la figura de la diva tutelar del carnaval bañezano y prendiendo la mecha de sus grandes desfiles. ahora, después de tres décadas, el presidente del grupo salsa cuelga el disfraz

JESÚS F. SALVADORES

Publicado por
emilio gAncedo
León

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Es, ha sido, será, uno de los condimentos principales para la picantona y sustanciosa receta del carnaval bañezano. Un paisano que ha legado su vida a hacer más grandes los antruejos de la ciudad riberana, que ha salido a la calle con el disfraz puesto 32 años sin faltar uno solo. Que se ha pasado tardes enteras cosiendo lentejuelas y recorriendo la comarca en busca de músicos y charangas. Un paisano, en fin, que inspiró, él solito, la idea de la musa carnavalera. Es José Blanco, ahora ya ex presidente («era hasta el botones», puntualiza) del Grupo Salsa después de más de tres décadas de agridulce mezcla de trabajo y diversión, de lucha espolvoreada con brillantina.

Bañezano de 1944, de padre herrero-cerrajero y tratante de ganados, el pequeño de cinco hermanos cuenta su vida profesional en rápido renglón: «Empleado de banca hasta el año 2004, cuando me jubilé». Ahora bien, su dedicación a las Carnestolendas merece bastante más detenimiento por las muchas ilusiones y desvelos invertidos en ellas. Y eso que no empezó con buen pie en el mundo de la máscara: «Cuando tenía diez años, mi hermana me disfrazó de niña, con un gran sombrero de paja, y me pasé la tarde metido en una carbonera de la vergüenza».

Blanco cuenta cómo se produjo el gran cambio en el carnaval de La Bañeza, a caballo entre las décadas de los setenta y ochenta. «Antes eran los antruejos tradicionales, las fiestas de invierno que se llamaban, el carnaval popular y espontáneo, donde cada uno se disfrazaba de lo que podía y salía a la calle». Pero a principios de los setenta Blanco y una serie de amigos, vinculados sobre todo al mundo de la hostelería, decidieron organizar el primer desfile de la ciudad contratando incluso «a unas majorettes de Toro». Así, durante cinco años este grupo de compadres (Victoriano ‘el del Pasaje’, Julio ‘Boño’, Mario ‘el taxista’, Kike ‘Java’, Jesús María del Riego, ‘Rama’...) se hizo cargo de los primeros desfiles hasta que pasó a manos del ayuntamiento. «De aquella también se empezaron a formar algunos grupos, me acuerdo de varios jugadores de La Bañeza F.C. que se vistieron de moros e iban por los bares con un pájaro disecado diciendo: Baja la jaula, Jaime » y otros por el estilo. Y recuerda bien, por ejemplo, cuando fueron a buscar una charanga a un pueblo y uno de sus amigos sacó la mano por la ventanilla como si fuera el obispo y niños y mujeres se lanzaron en masa a besarle el anillo.

En 1978, Gonzalo Presa, hoy director del Museo de Cera, reunió a varios matrimonios para poner en marcha el grupo Noche y Día, que un año más tarde se convertiría en Salsa con Blanco al frente, dando paso a una intensa actividad para sacar el mayor lustre posible al carnaval de La Bañeza, «que sobre todo empezó a ser conocido —asegura— por los grupos y por los desfiles». Y empezó también a rumiar la idea de la musa —que no reina del carnaval («ya hay una reina de las fiestas», aduce)— junto a la figura del juglar —que no pregonero—, encargado de ensalzar las virtudes de la fiesta y la belleza elegida.

En realidad, José no sabía «cómo iba a salir ni cuánto iba a durar» la aventura de la musa: «Al final, me salió bien», constata, al comprobar cómo este año se consiguió reunir a 19 de las 21 musas proclamadas, al recordar aquellas discotecas Ramsés llenas de público en las primeras ediciones y las decenas de revistas que él mismo ha escrito, editado y buscado financiación junto a dos miembros del grupo presentes desde su misma fundación: Fernando Colino y Juan Turiel.

La última batalla de Blanco es la de institucionalizar el acto de la proclamación de la musa, que el ayuntamiento se haga cargo del mismo para evitar que quede en manos de un solo colectivo y pueda perderse (como sucedió con los Premios Hiel y Miel que creara Miguel Ángel Nistal). Y ejemplifica el hecho: «Mira, al principio la gente preguntaba: ‘¿Qué es eso de la musa?’ y ahora, en cambio, preguntan: ‘¿Quién es este año la musa?’».

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