más madera
A estas alturas parece claro que a las entidades financieras no les queda más remedio que sacar al mercado su gran stock de inmuebles. Además, deben hacerlo a precios de mercado, por que necesitan venderlos sin mayor dilación. Les urge hacer caja y quitarse el problema de encima, aunque sea a costa de asumir importantes pérdidas. También el Estado necesita deshacerse de parte de sus inmuebles, acuciado por la imperiosa necesidad de reducir su abultado déficit. La suma de ambos factores compone un cóctel explosivo que dará como resultado un intenso crecimiento de la oferta de inmuebles en el mercado, lo que, a la fuerza, tirará aún más los precios. Algo parecido tiene que ocurrir con las carteras de créditos morosos.
Es muy elevado el número de casas, pisos, locales comerciales, oficinas, naves industriales, promociones enteras y plazas de garaje que se encuentran en manos de los bancos. Las entidades financieras se han convertido, sin quererlo, en grandes inmobiliarias. Pero no debe olvidarse que el Estado es el mayor propietario de inmuebles de España. Se da la paradoja, hiriente paradoja, de que el Estado tiene más de 55.000 edificios en propiedad, pero, aun así, paga 100 millones anuales en alquileres.
En este contexto se hace más que necesario el plan integral de gestión del patrimonio inmobiliario que ha puesto en marcha el Gobierno. La conclusión es clara. El que quiera comprar casa (y cuente con financiación para ello), que espere a que los precios bajen todavía algo más. La oferta va a ser tan amplia y variada como nunca se ha visto. Y los precios, razonables, muy alejados de los picos más altos que se tocaron durante la burbuja inmobiliaria. Por su parte, el que quiera vender, si puede, que lo haga cuanto antes. Luego vendrán vacas todavía más flacas.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el precio de la vivienda cayó en España un 11,2% en el último trimestre del año pasado, es su peor lectura desde el año 2007. De hecho, ha aumentado el ritmo de caída de los precios a lo largo del pasado ejercicio. Son ya quince los trimestres consecutivos con tasas interanuales negativos en los precios de la vivienda. Todo parece indicar que los precios seguirán cayendo durante el año en curso. Las ventas de casas se encuentran en mínimos. El año pasado se cerraron 350.000 operaciones, casi un 30% menos que en el 2010.
Los bancos utilizan todas las armas que tienen a mano. Fuertes rebajas de precios, condiciones preferentes de financiación, saldos, rebajas, oportunidades... El lado bueno de lo malo es que comprar casa ahora exige menor esfuerzo salarial. Según un estudio de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), en 2005 hacía falta el salario de diez años. Hoy basta con menos de ocho.