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Balenciaga y su ‘museo imaginario’

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Publicado por
andrea olea
León

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Las cerca de ochenta piezas que el maestro Cristóbal Balenciaga reunió apasionadamente de su propia obra en una suerte de «museo imaginario» y que atesora el centro Galliera de París se exhiben ahora a orillas del Sena en la Ciudad de la Moda de la capital francesa.

«Decidimos organizar esta exposición para rendir homenaje a Balenciaga con motivo del 40 aniversario de su muerte, porque seguimos considerando que es uno de los modistas más relevantes de la historia de la moda contemporánea», dijo el comisario de la exposición, Olivier Saillard.

La muestra, que podrá verse desde hasta el próximo 7 de octubre, cubre un fondo «muy particular» donado en 1979 por su familia al museo Galliera, ya que se trata de piezas elegidas por el creador para su propia documentación personal, explicó Saillard.

Constituida por prendas «a veces suntuosas, a veces muy modestas», la colección también incluye croquis, accesorios, fotografías y libros sobre moda, en un retrato exhaustivo de la obra de Balenciaga.

El «modisto entre modistos», como lo describen los organizadores de la exposición, da cuenta de su concepción de la moda, caracterizada por una España tradicional y folclórica, en la que destaca su preferencia por el negro y los colores oscuros, y su interés por los vestidos religiosos y de ceremonia.

Capas y abrigos en los que abundan los encajes, el terciopelo y el bolillo revelan su gusto por los regionalismos y por el traje popular español del siglo XIX, aunque también pueden verse vestidos de inspiración historicista que recuerdan a las obras de grandes maestros de la pintura española como Velázquez, Goya o Zurbarán.

El gusto por la cultura popular puede apreciarse especialmente en los vestidos de corte andaluz, decorados con pequeños madroños en encaje, o en «boleros» (chaquetas cortas) cubiertas de lentejuelas y de pasamanería al estilo torero.

«Todo el arte de Balenciaga se desplegaba entre sol y sombra» recordaron los responsables, quienes invitaron a adentrarse en «las sutiles combinaciones cromáticas de las gamas de grises, negros, pardos y azules del mar de Vizcaya», así como a los «rojos, entre terrosos y vivos de las bailaoras de flamenco».

Su colección privada y su voluminosa biblioteca dan cuenta, por otro lado, de que el «pasado supone para él una fuente inagotable de conocimiento e inspiración», subrayaron los organizadores.

La muestra incluye además una treintena de «enigmáticas» piezas de las que una parte, en el momento de ser inventariadas, fue atribuida erróneamente al siglo XVIII, aunque en realidad pertenecía a la siguiente centuria.

El Museo Galliera ha desplegado a orillas del río Sena, en la Ciudad de la Moda de París, una cuidada puesta en escena, con la que trata de evocar, a escala reducida, los 4.000 metros cuadrados de reservas del museo, un «verdadero laberinto de armarios, cortinas y cajones» que ponen sus almacenes de moda al resguardo de las miradas ajenas.