Marcas que también eran de prestigio
No todo lo que se ve es como es. Los relojes repintados de las estaciones de Feve, en realidad, no tenían maquinaria. Estaba dentro. Lo que se veía fuera era un soporte acorde con los colores del edificio y una esfera de cerámica, a veces con el nombre del fabricante.
Hay varios nombres de fabricantes que aparecen en las esferas: Paul Garnier (París), J.M. González (San Sebastián), Emilio Eichberg, Viuda de Perea (Miranda de Ebro), etc…
Algunos de estos nombres, como Paul Garnier, responden a los más prestigiosos relojeros de la época,otros son más actuales, como J.M. González, un artesano al que Feve encargó varias reproducciones de relojes antiguos. «Algunos nombres aluden a talleres que, en algunas temporadas, se ocuparon del mantenimiento de los relojes y dejaron su nombre grabado en ellos, aunque no fabricaron el reloj», explica Celina Pérez Melero.
En cuanto a los soportes también se encuentran varios modelos. «El que más abunda es el modelo de cuña, un reloj con esfera de doble cara, que lo hace visible desde los dos lados del andén, sujetándose a la pared por el tercer lado de la cuña, pero hay también modelos planos, más propios para los vestíbulos, o de sándwich, que se pueden colocar tanto en la pared del andén como en el techo».
La maquinaria de los relojes antiguos, la que se encontraba en el interior de la estación, ya ha desaparecido en la gran mayoría, como consecuencia del deterioro causado por el tiempo, de los actos vandálicos ocasionados por maleantes o de la dejadez de las empresas ferroviarias, concluye la autora del curioso estudio.