ilusionismo
La fantasía de lo irreal
Juan Mayoral lleva casi medio siglo inmerso en el mundo de la magia
Cuando hace 45 años le mandaron en su clase del colegio de las Anejas que por la tarde llevase una peseta porque un mago iba a acudir al centro, nada ni nadie podía imaginar que, tras esa actuación de cerca de una hora, Juan Mayoral, natural de León, llegaría a convertirse en uno de los mejores magos del mundo.
El «gusanillo de la magia» —como el propio Juan define— le picó cuando tenía apenas nueve años, y desde entonces, escalón tras escalón, ha visitado los mejores y más lujosos teatros y festivales de magia a lo largo y ancho del mundo. Y eso que su mentor, ‘Fran Mary’ —el mago que le lanzó en aquella clase de las Anejas la curiosidad por el ilusionismo— le recomendó que no continuase su camino, «deja esto, es una vida muy mala, no merece la pena, tienes que estudiar», le indicó aquel mago. Pero para este joven, la magia era mucho más que un hobby .
Juan recuerda con gran nostalgia a aquel mago, que años más tarde se suicidaría tirándose a las vías del tren, «a él le tocó interpretar el papel de mago fracasado y a mi el de mago con suerte», explica.
Para este trotamundos leonés —su show le ha llevado a actuar en lugares tan dispares como Montercarlo, Suiza, Bangladesh, China, Sidney, Tailandia o Sao Paulo— la magia es mucho más que un simple juego de niños, «yo creo que la amplitud de la magia es más apreciada por un adulto que por el niño, porque el adulto se sorprende más en la que medida de que tiene mas conocimientos», asegura.
No duda en aseverar que la «curiosidad» es algo básico en el mundo mágico, y ese espíritu curioso lo tienen tanto los adultos como los niños, porque «cuando nos cierran una puerta» todos tenemos esa «curiosidad» por saber que habrá detrás.
Este polifacético mago —realiza shows de magia por todo el mundo, posée una tienda de magia y es el director artístico del Festival de Magia de León— nos cuenta el truco para disfrutar realmente de un espectáculo de magia. Como el mismo relata, «tienes que meterte dentro de la actuación y viajar con ella», tenemos que olvidar que detrás de todo sólo hay un hombre haciendo un truco mediante «electricidad, neumática, robótica, informática o química» y dejarte llevar por la ilusión de que lo irreal puede ser verdad y que las leyes de la física y la lógica aprendidas en el colegio se rompen ante las delicadas manos de un mago.
Y de repente... Abracadabra
Esa «ventana hacia lo imposible», como define el mismo a la magia, le ha llevado a inaugurar junto a su mujer, Huang Zheng, —también dedicada al mundo del ilusionismo— la primera academia de magia en León, Abracadabra, la cuarta que existe en España tras las de Madrid, Bilbao y Barcelona, ciudades de una gran cantidad de población en comparación con León, «para una ciudad como esta, la aventura no sería lo mas idóneo, porque no hay un población lo suficientemente importante». Pero aun así, Juan y su mujer se lanzaron a esta aventura que han construido con cariño y afición.
La academia de magia Abracadabra —situada en la Calle Cardenal Lorenzana— tiene dos vertientes muy diferentes y para cubrir a un gran número de público, posée una ventana más hacia el «profesional» del mundo de la magia que quiere mejorar y ampliar sus conocimientos sobre este arte, o que simplemente desea darle un toque más cualificado a sus espectáculos.
La otra puerta que esta academia abre es la de dar los primeros pasos a todos aquellos que lo deseen en el mundo de la magia con sencillos trucos que puedan realizar en cualquier lugar. «Empezamos con juegos de bolsillo, con naipes, pañuelos, palillos» ya que, según afirma Juan, el poder realizar trucos de magia a tus compañeros de trabajo o amigos en una cena, «y sentir esa sensación de hacer algo que los demás no pueden, eso alimenta tu ego de una forma positiva».
Reconoce que una vez que la gente abra esa puerta al mundo de la fantasía y la ilusión, es «muy difícil» que lo abandonen, ya que podrán estar mucho tiempo sin practicarlo que «nunca podran dejar el mundo mágico», porque la magia «te cautiva y no te suelta jamás».
Este mago, que se define a si mismo como «un inventor de trucos», no tiene problemas en contar que la idea original de la academia no es suya, si no de su mujer, Huang Zheng, que fue la que le propuso embarcarse en esta aventura, ya que a Juan nunca se le había pasado por la cabeza. La idea le pareció «genial», y confiesa que él solo no lo haría, pero «si otra persona lo hace y esa persona es mi mujer y estoy detrás de ella apoyándola, pues perfecto».
A pesar de los que inicios nunca son fáciles, Juan y Zheng reconocen estar «muy satisfechos» con el transcurrir de la academia porque la demanda es mayor de la esperada, «tenemos ahora mismo un grupo de magia de verano, y tenemos ya preparado para septiembre grupos de adultos e infantiles».
Uno de los más importantes prestidigitadores, como a el le gusta que le llamen —«es una palabra preciosa, que define perfectamente lo que somos, y que se está perdiendo»— se sorprende de la cantidad de adultos que hay apuntados en la academia para iniciarse en el mundo mágico. Resalta que estos tienen mas ganas de empezar que los pequeños, «cuando nos preguntan cuando empezamos y les decimos que en septiembre, nos dicen que quieren empezar ya».
Un ‘hobby’ desconocido
El propio Juan resalta que el objetivo que tienen con los que acuden a la academia para iniciarse es que cultiven un hobby desconocido y educativo para esos «inviernos interminables» de la ciudad leonesa y dejen volar su imaginación en un mundo de magia y fantasía, que les permita volver «a ese niño que todos tenemos dentro, volver a ese Peter Pan».
Para este leones, la ilusión , la vida y la alegría que transmite la magia es algo «imprescindible» en estos tiempos de crisis mundial. Juan resalta que si cuando todo va mal, no tienes «ilusión, si cierras la capacidad de soñar» estas perdido, por eso cree que la magia es más necesaria aún si cabe en estos tiempos convulsos, porque todos necesitamos mantener viva esa «capacidad de soñar». Porque nos hará fuertes ante las malas noticias que nos bombardean incesantemente desde las cumbres políticas y económicas, con la magia se pueden romper «las leyes crudas y duras de la realidad, y volar».
Una ciudad mágica
León, la ciudad bañada por las aguas de los ríos Bernesga y Torío, tiene una magia mas allá de la que sus habitantes y ciudadanos transmiten en el día a día de las abarrotadas calles leonesas.
Entre sus paisanos se encuentra uno de los mejores magos del mundo, con una fama a nivel internacional que junto a su mujer, otra reputada maga, han creado una academia de magia.
Además la ciudad cuenta con un Festival de Magia que rompe todos los récords de ventas de entradas de la capital, por eso Juan no se lo piensa ni un segundo cuando dice que «León es una ciudad mágica y a la que le gusta la magia».
El director artístico del Festival de Magia cuenta todo lo que tuvo que sufrir para lograr inundar León de magia.
Relata con añoranza como él, que viajaba por todo el mundo realizando shows en infinidad de ciudades, cuando «volvía a mi refugio aquí, en León», y veía que una vez tras otra le negaban la petición, se sentía «frustrado».
Por eso cuando hace ya nueve años, un amigo íntimo le abrió las puertas para poder organizar ese festival, «no me lo pensé ni un segundo», era su gran anhelo desde que se consagrara en el mundo de la magia, traer a su querida ciudad natal, un poquito de ilusión en forma de shows mágicos.
Juan cree que el festival «es muy bueno» para la ciudad, y la mejor prueba de ello es la cantidad de gente que año tras año y sesión tras sesión llena todas y cada una de las butacas del Auditorio Ciudad de León, y recuerda las grandes colas que se formaban en las primeras ediciones del festival a las puertas del Auditorio leonés en pleno invierno para conseguir los preciados tickets que dan acceso a las galas de magia que el propio Juan Mayoral diseña. «Sufrí mucho porque yo sentí el frío y el agotamiento de todas las personas que estaban en la cola», comenta Juan, y a raíz de esto decidió ampliar el número de sesiones hasta las nueve galas del pasado año.
El director artístico del festival sonríe al contar que la «única» clave que existe pare realizar un buen espectáculo de magia es que el público «nunca se aburra», porque para el propio Juan, un buen show de magia es aquel que «durando dos horas te parece que han pasado diez minutos». Con esa premisa diseña y organiza las actividades que todos los leoneses presencian en la semana mágica que vive la ciudad año tras año desde el 2004 cuando arrancó este festival.
El sueño del avaro
Este mago, conocido por sus movimientos limpios al desarrollar su fantasía acompañada de un música que te hipnotiza para llevarte a un lugar del que nunca quieres escapar, también tiene un truco para acabar con la crisis económica que zarandea la economía mundial.
Juan propone realizar el conocido como ‘sueño del avaro’, que el propio ilusionista nos explica. «Se trata de un truco en el que el mago hace aparecer monedas y monedas del aire, salen de la nada», y manda un mensaje a los políticos de todo el mundo, a los que recuerda que «estamos en sus manos», y sólo espera que tomen la decisión «correcta».
Este «perfeccionista» de la magia —el mismo reconoce que su mejor actuación aún no ha llegado—, siente una especial debilidad por los teatros «antiguos», que le transmiten la «esencia» de aquel mundo artístico de finales del siglo XVIII, la «época dorada de la magia».
Lejos queda ya aquel joven que hace 36 años utilizaba el pseudónimo de ‘Alex’ para sus pequeñas galas de magia antes de que su maleta repleta de trucos —inventados por el— le llevarán a recorrer el planeta transmitiendo ilusión, fantasía y felicidad a partes iguales. Ahora, convertido en un hombre reconocido en el mundo, que atesora en su vitrina trofeos y galones que la acreditan como uno de los más grandes, trabaja para hacer que su magia inunde su ciudad natal, aquella que tiempo atrás le negó su deseado festival de magia y la que ahora le felicita por las galas que organiza.
Con un festival que reune a magos de talla internacional y una academia de magia, León se ha convertido en un lugar que rebosa magia por los cuatro costados, desde los montes del norte hasta los páramos del sur.