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Publicado por
d. valera
León

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Taza y media de harina, 200 gramos de mantequilla, dos tazas de azúcar, cuatro huevos, cuatro tazas de cacao, una taza de nueces picadas, vainilla y una pizca de sal. Ah, y 4,5 gramos de marihuana. La mezcla y el posterior horneado da como resultado un brownie de marihuana. Ojo, no solo lo disfrutará uno, sino que la receta es para nueve personas.

Un postre similar a este fue la causa del positivo del judoca Nicholas Delpopolo, diploma olímpico en los Juegos de Londres, pero descalificado por dopaje. «Mi resultado positivo fue causado por el consumo accidental de un alimento que no me di cuenta había sido horneado con marihuana», justificó el deportista que sufrió la descalificación.

«La marihuana no potencia la musculatura ni mejora el rendimiento deportivo», aseguró Jaime Prats, redactor de la revista Cáñamo . Y es que el caso de Delpopolo no forma parte de ninguna técnica nueva de dopaje, sino únicamente del consumo lúdico de esta droga. Y es que son muchos los que no pueden resistirse a probar una de las variadas recetas de repostería condimentadas con cannabis. Pasteles, tartas, bizcochos y hasta trufas. Una deliciosa oferta cada vez extensa y demandada en fiestas.

El secreto de la elaboración de estos productos está en la mantequilla, donde se mezcla con la marihuana y sirve como base para cualquier postre.

Sin embargo, los expertos recuerdan que la ingesta de estos productos implica un riesgo importante para la salud porque el cannabis permanece en el cuerpo y se acumula, mientras que al fumar la tradicional maría es expulsado. En caso de sobredosis se producen taquicardias y problemas respiratorios.

Esto fue lo que le ocurrió a unos jóvenes durante el festival de Pardiñas este verano tras comer las galletas de la risa que vendía una vecina de Negueira de Muñiz (en la comunidad autónoma de Galicia). Las fuerzas de la Guardia Civil la detuvo esta semana acusada de un delito contra la salud pública al comprobar que sus dulces contenían marihuana.

Pero esta gastronomía también tiene otra cara más seria. El consumo con finalidad terapéutica, una práctica cada vez más demandada. Las tiendas que venden este producto aseguran que cada vez más personas solicitan recetas que contengan marihuana para calmar dolores, por ejemplo, tras recibir quimioterapia. En estos casos las dosis que se introducen en los bizcochos, pasteles o dulces son muy pequeñas, lo ques sirve únicamente para mitigar el dolor.

Sin embargo, la gastronomía del cannabis está en plena expansión. No se limita a los dulces y ya se atreve con cualquier plato. Por ejemplo unos tallarines, donde a la citada mantequilla o la harina se le añaden 150 o 200 gramos de esta droga.

Pero las últimas innovaciones en degustación pasan por los licores. Y es que la marihuana se exprime hasta licuarla y mezclarla con otras bebidas como la leche.

Eso sí, renunciando al apetecible color blanco por un verde que resulta algo menos atractivo.