«Tras el exorcismo, la persona debe cambiar de vida»
—¿Podría explicar en qué consiste un exorcismo?
—Somos seres creados por Dios y lo que el demonio quiere es apartarnos de él, que cometamos los mismos errores que él cometió. Antes de comenzar realizo una oración para que Dios me proteja a mí y a los que me acompañan del demonio. Una vez termino, bendigo el agua y la mezclo con un poco de sal, que es un signo que se usa en el bautismo. Asperjo el agua entre los asistentes y comienzo con la letanía de todos los Santos para que intervengan en ayuda del poseído. Después llega un momento importante en el que introduzco las renuncias a Satanás habituales en cualquier bautizo. A continuación impongo las manos sobre el poseído y comienzo las oraciones propias de liberación y el exorcismo en nombre de Jesucristo y la santísima Virgen.
—¿En ese momento qué reacción presenta el endemoniado?
—Bueno, en general comienzan los espasmos, insultos, blasfemias, algunos serpentean por toda la sala y toda la serie de reacciones que antes te comenté. Pero también se da el caso de gente que ni se inmuta, porque el demonio tratará siempre de esconderse y no ser descubierto, pero a medida que realizas oraciones termina por aparecer.
—Y una vez ha liberado a la persona, ¿debe seguir algún tipo de indicaciones?
—El exorcismo no sirve de nada si la persona no experimenta un cambio de vida radical. Tendrá que rezar habitualmente, acudir a misa y aceptar a Dios. El Rosario, por ejemplo, es un arma potentísima contra el demonio, quien lo reza está siempre protegido. Si la gente que ha pasado por estas experiencias quisiera contar lo vivido, nos daríamos cuenta de que es un tema muy serio. Pero tienen un miedo atroz a que se sepa, porque muchos no les creerán, les señalarán, les tildarán de locos...