robótica
Nico se reconoce en el espejo
Un investigador de Estados Unides trabaja en conseguir lo que aún hoy parece de ciencia ficción, que una generación de robots humanoides reconozcan su propia imagen. De momento, ha conseguido que un robot identifique el reflejo de su brazo y le enseña ahora a «mirarse» al espejo. Se llama Nico, y de momento es tan solo una estructura de cables y tornillos, aunque su creador, Justin Hart, doctorando de la Universidad de Yale, le ha puesto ojos y boca e incluso una gorra, que le dan un aspecto de simpático humanoide.
Su misión: aprender a reconocerse en el espejo para saber interpretar los objetos que tiene alrededor algo que, aparte del hombre, sólo hacen unos cuantos mamíferos y que será un gran paso en el mundo de la robótica. Hart, científico informático y aficionado a la robótica desde niño, comenzó su doctorado en Yale en el 2006 y después de hablar del tema con su director de tesis, el profesor Brian Scassellati, se le ocurrieron las primeras ideas «que se han convertido en esta investigación en curso». Su trabajo se ha inspirado en la psicología y la neurociencia, y trata de mejorar la robótica mediante la incorporación del «yo» en el razonamiento robótico.
El robot, ataviado con una camiseta de Yale en sus fotos para la prensa, ya ha sido programado para reconocer su brazo reflejado en un espejo, pero el objetivo de Hart es que pase la prueba del «espejo completo». Nico «registra el movimiento de su brazo en su campo visual y aprende cómo es la estructura del brazo», según explicó Hart. El robot construye con sus dos cámaras una imagen en 3D y 2D de dónde espera ver su brazo después de un movimiento y al detectarse en el espejo, como conoce cómo actúa su brazo, sabe con precisión dónde están los objetos en el espacio sobre el que se refleja.