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«Sonreí a Adriana y era un espejo»

PATRICIA Y ADRIANA (26 AÑOS).

Adriana y Patricia García Martínez.

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León

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Patricia y Adriana viven en León y en estos momentos se encuentran en paro, «cuando no, trabajando en lo que se pueda», afirma Patricia. Adriana se irá a Sevilla, a continuar formándose. Ya conoce la ciudad, porque estuvo estudiando un año allí y también pasó un tiempo en Madrid. Cuando estuvo fuera se echaban de menos, pero «era una buena excusa para ir a verla tanto a Sevilla como a Madrid», comenta Patricia. Ella asegura que «al estar en la ciudad con todos mis amigos, la familia y no cambiar de ambiente no le extrañé tanto». Por su parte, Adriana asegura que para ella todo era nuevo, aunque no se le hizo muy dura la separación. «Hice nuevos amigos y disfruté mucho, además Patricia venía algunas veces».

«Nosotras discutimos muy a menudo», afirma Patricia. Ambas aseguran que las peleas entre gemelos son casi más frecuentes que entre otro tipo de hermanos, ya que con su otra hermana no discuten tanto.

El tema de la ropa es lo mejor de ser gemelas, se la intercambia «porque usamos la misma talla y además tenemos los mismos gustos» señala Adriana. Además asegura que «cuando vamos juntas de compras la que entra en el probador se prueba cosas para las dos y eso es una gran ventaja».

Pero reconocen que están cansadas de las bromas que hace la gente al ver dos gemelas. «Además siempre son las mismas, ‘mira dos iguales’ o ‘que borrachera ¡veo doble!’» señala Patricia.

En otras ocasiones son ellas las que bromean con el hecho de ser gemelas, «como cuando nuestra hermana nos cuenta algo por separado y le damos las mismas respuestas, le decimos: es que tenemos el mismo pensamiento», afirma Adriana. Aunque Patricia añade: «Yo creo que esas cosas nos ocurren porque pasamos tanto tiempo juntas que al final tenemos las mismas muletillas».

También bromean con que cuando a una le duele algo la otra es capaz de sentirlo aunque estén separadas. Algo que califican de «totalmente falso», confiesa Adriana.

Todo por un espejo

Nunca se cambiaron de clase y en la universidad todo el mundo les hacía la misma pregunta, «¿por qué no lo hacéis?». Un día pensaron en ello y se cambiaron de clase. «Los profesores no se dieron cuenta pero nuestros amigos sí» comenta Patricia. Adriana añade que «hubo algunos conocidos que sabían que tenía una hermana gemela y nos conocían a las dos y no se dieron cuenta».

Hace unos años —«aunque no hace tantos, pues ya éramos mayores», señala Adriana— estaban en Carrefour de compras y Patricia se despistó y perdió a su madre y a su gemela. «Me puse a buscarlas y pensaba que la había visto, así que me empecé a acercar y la sonreía y ella me sonreía y luego era un espejo» comenta entre risas.