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El milagro póstumo

La famosa tortuga de las Islas Galápagos ‘Solitario George’ podría reproducirse después de fallecer. Los científicos intentaron que tuviera descendencia en vida con varias hembras, aunque sin éxito

‘Solitario George’ fue la última tortuga gigante de su especie y fue descubierto por unos cazadores de cabras en 1972.

Publicado por
Patricia Biosca
León

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El hallazgo el pasado 24 de junio en las Islas Galápagos del cuerpo sin vida de ‘Solitario George’, la última tortuga gigante de la especie Chelonoidis Abingdoni , conmocionó al mundo científico. Después de décadas de intentar perpetuar la especie con diferentes programas de reproducción en cautividad, el quelonio moría sin dejar descendencia que perpetuase su estirpe.

La tortuga, de más de 100 años —nunca se pudo certificar con certeza su edad—, fue descubierta, cuando ya se creía extinta, por unos cazadores de cabras en 1972 en la Isla de Pinta. Desde entonces los científicos centraron sus esfuerzos en que ‘Solitario George’ no fuese el último espécimen de su clase.

La primera iniciativa de la Dirección del Parque Nacional de Galápagos (DNPG) fue encerrar al macho con varias hembras de la especie del volcán Wolf, en la Isla Isabela, con las que se apareó tras 15 años de convivencia. Sin embargo los huevos no eran fértiles, por lo que el intento fue en vano. Posteriormente se colocó en su corral otras hembras de la especie de la Isla Española, con la que tenía mayor coincidencia genética, pero que únicamente fueron testigos de su muerte.

Ahora, tras el fallecimiento de George, se intenta perpetuar la especie de alguna manera. Horas más tarde del fatal desenlace, y tras la autopsia en la que se determinó que había muerto por causas naturales, se tomaron muestras de tejidos para verificar si contenía células que pudieran ser usadas en un eventual tratamiento de inseminación artificial. «Lo que se hizo fue colocar pedazos de gónadas en nitrógeno líquido para mantener vivas las células en caso de que se encontrara esperma», detalló el jefe del departamento de Conservación y Desarrollo Sustentable del Parque Nacional de Galápagos, Washington Tapia. «Estamos agotando la última posibilidad que nos queda para reproducir la especie de George.

Un sueño

Sería un sueño, y estamos cruzando los dedos, aunque no podemos decir que esto va a pasar porque no estamos seguros de si vamos a encontrar algo o no», declaró

El pasado 12 de julio diferentes científicos se reunieron para estudiar los restos de la tortuga, aunque aún no se saben las conclusiones. El mismo Tapia aclaró en la misma comparecencia que anunciarían el descubrimiento «públicamente para que se sepa que hay esperanza, pero mientras no se sepa nada, no somos partidarios de generar falsas expectativas». «Teóricamente es posible. Todo depende de cómo hayan conservado los restos, aunque hay que tener en cuenta que es un animal ovíparo, y normalmente los métodos de reproducción asistida se aplican en mamíferos. Por lo tanto, hay que ser mucho más cautos y recopilar mucha información previa», explica Eduardo Roldán, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Otra de las opciones que barajan desde el Parque Nacional de Galápagos es la clonación. Roldán recuerda un caso parecido ocurrido en España: «El bucardo, o cabra de los Pirineos, se extinguió en el 2000 cuando un árbol le cayó encima al último espécimen. Hubo varios intentos de clonación, pero todos fracasaron. Y eso que se trataba de un mamífero».

Pero, realmente, ¿merecen la pena estos esfuerzos? En el hipotético caso de que se pudiese inseminar un huevo o que se clonase a ‘Solitario George’, las expectativas para continuar con la especie seguirían siendo muy pocas. «Para mí, la lección de todo este ejercicio es que habría que haber intervenido antes», reflexiona Roldán. «Se podrían destinar los recursos que se están empleando en otras especies que no están en una situación tan extrema para evitar que les ocurra como a ‘Solitario George’», lamenta el científico del CSIC.