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INFANCIA

Bebés: más listos de lo que creemos

Delicados si, tontos no. ¿Sabía que al tener un razonamiento no contaminado por la experiencia los recién nacidos aciertan más que los adultos en los tests que les proponen? Los últimos estudios revelan que poseen capacidades insospechadas para su edad

Los niños de doce meses pueden pensar de manera más racional que los adultos, según una investigación.

Publicado por
Daniel Galilea
León

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Son tiernos y vulnerables, requieren la atención de los mayores para alimentarse y sobrevivir pero, a pesar de su frágil apariencia, los recién nacidos son mucho más fuertes y poseen más recursos de lo que se cree.

Si tiene alguna duda haga esta prueba: mire a un bebé y procure mantenerle la vista en sus ojos. Probablemente le resulte difícil porque la mirada de los niños de pocos días o semanas posee un brillo e intensidad desconcertantes. Detrás de esa mirada brillante también hay un cerebro brillante, según estudios recientes.

Los niños de doce meses pueden pensar de manera más racional que los adultos, según ha sugerido Luca L. Bonatti, especialista en razonamiento y cognición infantil y profesor de la Universidad Pompeu Fabra, UPF, de Barcelona (España).

Para llegar a esta conclusión, este investigador del grupo del Cerebro y Conocimiento (CBC) de la UPF ha desarrollado una técnica para medir el razonamiento a edades en las que aún no se tiene capacidad de hablar, en lo que supone un avance que contribuirá a estudiar cómo se construye la percepción del mundo en la primera infancia.

Los resultados de su investigación, publicados en la revista Science , demuestran que los recién nacidos tienen un razonamiento puro, es decir que no está moldeado por experiencias previas y que tienen una gran capacidad de acertar en los tests que se les proponen.

«En cambio, como las personas adultas tenemos experiencia, actuamos como expertos y nos equivocamos», explica Bonatti, cuyo método para medir el raciocinio de los bebés incluye mostrarles una serie de imágenes en la pantalla de un ordenador y valorar las respuestas y reacciones infantiles.

En su experimento con 60 niños de un año, en el que participaron expertos de EE.UU., Francia, Italia y Hungría, para realizar una pregunta compleja a bebés que aún no sabían hablar y obtener respuestas, Bonatti y su equipo recurrieron a un vídeo similar a la lotería bonoloto, en el cual se mostraban un bombo con cuatro piezas: tres del mismo color y forma, y la cuarta, diferente.

La investigación del experto en neuropsicología de la CBC-UPF rompe con la idea de que no puede haber razonamiento sin lenguaje, ya que según explica «existe una larga herencia filosófica de confundir racionalidad con verbalización y hemos demostrado que no es lo mismo».

Lectores precoces de labios

Asimismo, según investigadores de la Universidad del Atlántico de Florida (FAU, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, para aprender a hablar los bebés leen los labios de los adultos y, a partir del año de edad, se enfocan en los ojos del interlocutor para tener más pistas de lo que le están diciendo.

Para este estudio, cuyos resultados contradicen la creencia convencional de que los recién nacidos aprenden a hablar solamente escuchando a quienes les rodean, se mostró a bebés de 4, 6, 8, 10 y 12 meses unos videos de mujeres que hablaban, y se registró cuánto tiempo pasaban los bebés observando los ojos y las bocas de dichas féminas.

«Descubrimos que los bebés cambian el enfoque de su atención a la boca de la persona que les habla cuando entran en la etapa del balbuceo y siguen enfocándose en la boca durante varios meses, hasta que dominan las formas básicas del habla de su idioma natal», ha explicado David Lewkowicz, profesor de Psicología de la FAU y un experto reconocido a nivel mundial por sus trabajos sobre el desarrollo de la percepción infantil.

De acuerdo a Lewkowicz «los bebés se vuelven lectores de labios cuando comienzan a producir sus primeros sonidos. Cuando comienzan a desarrollar habilidades de lenguaje cambian su enfoque principal a los ojos de quien les habla, porque necesitan reunir pistas socialmente relevantes a medida que van adquiriendo capacidades de comunicación más complejas».

Otra investigación de la Universidad de Pensilvania (UoP, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, corrobora que los bebés podrían ser más inteligentes de lo que se supone, ya que son capaces de entender muchas palabras antes de poder decirlas.

Los expertos estadounidenses han comprobado que los recién nacidos de 6 a 9 meses de edad aprenden el significado de los nombres de ciertos alimentos y partes del cuerpo al exponerse diariamente al lenguaje.

Especialistas de la Facultad de Psicología de la Universidad de Washington (EE.UU.), dirigidos por la profesora Jessica Sommerville, han comprobado que los bebés tienen sentido de la justicia y el altruismo y que, con apenas quince meses de edad, muestran algunos comportamientos cooperativos.