CANTO RODADO
Ahorrar
hemos pasado de los porreta a los tiempos revueltos. se ahorra en democracia y servicios públicos y se despilfarra nepotismo
Empezaba el día con la sintonía de la Saga de los Porretas y las divertidas peleas del abuelo Segis y su nuera Candelaria. No había terminado la radionovela y volaba con libros y cuadernos desde Vista Alegre hasta el bar Llamas. Allí nos esperaba el señor Daniel. Yo no quitaba los ojos de su tazón: ¡Se desayunaba sopas de ajo con leche! En el R-4 color café nos llevaba al colegio de la calle Corredera. Hacíamos el trayecto entre Armunia y el jardín de San Francisco escuchando a las tonadilleras y a Manolo Escobar en el casete del cuatro latas.
En casa la radio seguía encendida, mientras nosotras nos poníamos el babi de cuadros color de rosa sobre el uniforme. Todo en orden. Muchas de nuestras madres trajinaban con las faenas domésticas acompañadas de una voz inconfundible, que a mí me resultaba empalagosa. Era Gelete, el famoso locutor de Radio León cómplice y a veces hasta tutor de las amas de casa en los años de la radio.
Las madres hacían ingeniería económica para llegar a fin de mes. Y muchas, como Candelaria cuando dejó de recibir la paga del abuelo, no llegaban ni haciendo números. Gelete daba paso a las penas, manías y pasiones de sus fieles mujeres y exhibía las piruetas de las administradoras del hogar a través de las ondas.
Gelete y La Judía
Fruto de aquella radio participativa que Gelete ideó a su medida, surgió en los años 80 el mercadillo de libros de texto en la plaza de la Pícara Justina. Cada septiembre, en vísperas del curso escolar, el nuevo año, convocaba el evento. También conocí una tienda en la calle Varillas, La Judía, que vendía libros de segunda mano.
Este año, el Ayuntamiento de León ahorró la licencia e impidió el mercadillo en la Pícara Justina. La Federación de Asociaciones de Madres y Padres Sierra Pambley no tuvo mejor suerte. El centro comercial, el espacio privado, sustituyó a la plaza pública. Es lo que hay. El presidente de los libreros de León, José Antonio Sánchez, dice que fuimos a hacer botellón cultural. Como si las familias fueran las responsables de las vacas flacas. Nadie apunta a los malos. Las editoriales cambian el ISBN de los libros de texto con alteraciones irrisorias para obligar a comprar libros nuevos cada curso.
La hucha del alcalde
Emilio Gutiérrez quiere pasar a la historia como el alcalde más ahorrador de León. En nombre del ahorro municipal recorta servicios públicos, apaga las fuentes y cierra el albergue de peregrinos en un acto de miopía social y económica y de prepotencia política. Pero pone zancadillas a las iniciativas ciudadanas de autoayuda y de corresponsabilidad. Gutiérrez aquí y el PP en España no quieren que autogestionemos nuestras necesidades. Quieren monopolizar la caridad. No quieren personas autónomas. Nos quieren en riesgo de exclusión. Vulnerables. Blanco fácil de decretos que multen a los parados y paradas que se nieguen a limpiar el monte quemado.
Convidadas de piedra
Suplantan ciudadanía por vasallaje. Nos quieren obedientes. Personas sumisas. Convidadas de piedra. La presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, invita a comer a los portavoces para contarles las «líneas programáticas» de los próximos meses. Que se aten los machos. A lo mejor les quita el sueldo, como Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha, que quiere echar a políticos del parlamento y dejarles sin sueldo. Del suyo y de su amplia nómina de gente de confianza, ni mu.
Cunde el populismo. Quieren ahorrar en democracia. Recortar la Constitución. Aquella epopeya que en 1978 nos contó en las tres ediciones del telediario el periodista Alberto Delgado. El donostiarra casado en Astorga presentó la clausura del XV Certamen de Cortometrajes Ciudad de Astorga que ha concitado mucho cine, mucho público y ni un euro de la Junta. Es lo que hay. Tiempos revueltos sin amor.