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Cuba se pone al día para atraer capital de fuera

Con escasa liquidez y apenas avances hasta ahora en su «actualización tranquila», el Gobierno de raúl castro prepara nuevas reformas

Publicado por
milagros lópez de guereño
León

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El Gobierno de Raúl Castro viene avanzando desde el 2008 la denominada «actualización tranquila» del modelo económico cubano, sobre la base de ajustar el gasto público, traspasar a la iniciativa privada parte de las grandes cargas estatales, reducir importaciones, aumentar exportaciones y potenciar la entrada de capitales foráneos.

Con escasa liquidez y casi todo por hacer, la administración comunista prepara para fin de año distintas reformas que incentiven la inversión extranjera, aunque no se esperan modificaciones radicales. El presidente Castro, que en julio hizo una visita de trabajo a China y Vietnam —pioneros en la apertura económica manteniendo casi intacto el sistema político—, tomó nota para adaptar la experiencia. Oficialmente aún no ha trascendido en qué consistirán las reformas.

Todo apunta a que responderán a las propuestas de los llamados ‘Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución’, aprobados el 18 de abril del 2011 en el Sexto Congreso del Partido Comunista.

En esencia, buscan implementar en la economía local «tecnologías avanzadas, métodos gerenciales, diversificación y ampliación de los mercados de exportación, sustitución de importaciones, nuevos aportes de financiación externa a medio y largo plazo para la construcción del objetivo productivo y el funcionamiento del capital de trabajo, así como el desarrollo de nuevas fuentes de empleo». Para Roberto Verrier, presidente de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba (Anec), la creación de cooperativas más allá del sector agropecuario sería «una de las medidas más favorables para el desarrollo del país». La directora de Finanzas del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Yamila Hernández, sostiene que Cuba «continuará apoyando» la inversión de otros países como un «complemento» a los aportes nacionales.

Eso sí, seguirá haciendo énfasis en ciertos sectores, con el turismo entre los punteros.

Los capitales de otros países empezaron a llegar tras 1982. Pero fue la Ley 77 de 1995 y, especialmente, el acuerdo 5.290 del 2004 los que permitieron su ampliación.

Por ello, en el 2011 la inversión extranjera directa en Cuba fue nutrida por las 170 Asociaciones Económicas Internacionales (AEI) —que aglutinan más del 80 % de las ventas internas y las exportaciones, sobre todo en níquel, tabacos, cítricos, bebidas, turismo y petróleo—, los 67 contratos de la Administración con empresas hoteleras, los ocho contratos públicos de producción y servicios, y otros 13 de cooperativas.

A partir del 2007, la mayor parte de las empresas visadas por el Gobierno castrista eran de Venezuela y Brasil, si bien España sigue a la cabeza de los países inversores. Le siguen Italia, Canadá, Francia, Venezuela, Holanda, Reino Unido, Alemania, China, México, Brasil, Rusia, Chile, Panamá e Israel.

En cifras

También las ventas de bienes y servicios de la isla han ido aumentando: en el 2010 fueron más de 4.556 millones de dólares, con 3.005 millones solo en exportaciones y otros 561 millones en ingresos directos para el Estado cubano. «La Ley 77 no es mala, aunque tendría que incorporar algunas medidas para agilizar trámites y crear las Zonas Especiales de Desarrollo (ZED), aunque lo más importante depende de que cambiemos de mentalidad», comenta un experto ministerial que prefiere permanecer en el anonimato.

Por su parte, Pavel Vidal Alejandro, economista cubano y ahora profesor en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali (Colombia), considera una «novedad» que se piense en el capital extranjero para contribuir a la sustitución de importaciones, «o incluso en su acceso a industrias indispensables para asegurar productos esenciales de la economía cubana, como la producción de envases».

El proyecto más avanzado es el Puerto del Mariel, a 40 kilómetros de La Habana, que con financiación brasileña tendría listo para el 2014 un embarcadero de 700 metros para el acceso de barcos con más de 15 pies de calado (comerciales), junto a una terminal con capacidad anual de hasta un millón de contenedores. Aunque Raúl Castro también mirará «con lupa» a los posibles inversores.

«Se busca una inyección de liquidez, pero no a cambio de que venga el narcotráfico o el juego», apunta Alejandro.

Y coincide con otros economistas cubanos en que el objetivo de la reforma «no parece ser maximizar el crecimiento económico con una apertura acelerada, sino que la gradualidad, la cautela y el objetivo de institucionalizar y, a la vez, ‘ordenar’, el país, son también prioridades». Eso sí, todo un reto será lidiar con la eliminación de la dualidad monetaria (dólar/peso), que podría tener un impacto en todos los indicadores del país.

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