Diario de León
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fernando mañueco
León

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El primer paso para solucionar un problema es realizar un diagnóstico correcto de la situación. El informe pormenorizado de la consultora Oliver Wyman sobre el sector financiero arroja luz sobre las entidades bancarias. Unas salen bien paradas, pero otras continúan entre sombras y dudas. Todos los ojos miran hacia Bankia. Poco más de un año llevan las acciones de Bankia cotizando en Bolsa.

Debutaron en el parqué el 20 de julio del 2011 con un precio de 3,75 euros por acción. Desde entonces ha llovido mucho. Y ha pasado casi de todo. A los inversores que han comprado acciones de Bankia, estos últimos 14 meses se les habrán hecho muy largos. Un año y dos meses de sufrimiento.

En el pasado mes de junio la cotización de Bankia marcaba mínimos históricos, con un precio de apenas 50 céntimos de euro por título. Desde ahí, el valor ha reaccionado hasta la zona de 1,30 euros a los que se paga en estos días. Casi ha triplicado su precio, lo que no deja de ser toda una gesta... una gesta que ha bastado para tranquilizar los ánimos de sus accionistas. La capitalización bursátil de Bankia supera hoy los 2.600 millones de euros, pero se sitúa muy lejos de los 60.000 millones de euros que capitalizan las dos mayores empresas españolas: Inditex y Banco Santander.

En octubre está prevista una ampliación de capital por importe de 12.000 millones de euros. En ella, los actuales accionistas tendrán derecho de suscripción preferente. Los inversores contienen la respiración a la espera de conocer cuál será el precio al que se realice la ampliación. Los expertos consideran que esta operación será enormemente dilutiva para los accionistas.

De momento, no se han cumplido los pronósticos de los más negros agoreros, que pronosticaban una caída hasta la zona de los 35 céntimos por título. La parte negativa es que el valor ha dibujado un techo muy correoso que no puede superar, por lo que, según los técnicos, es más probable que se produzca ahora un recorte. La mayor parte de los analistas aconseja mantenerse al margen. Bankia se ha convertido en un coto de caza en el que sólo deberían moverse los inversores más especulativos, con mayor gusto por el riesgo.

Los más optimistas consideran que la inyección de fondos que va a recibir Bankia mejorará el valor contable de la acción, aunque ello no tiene porqué reflejarse en la cotización bursátil. Al menos no en el cortísimo plazo. Hay numerosos factores que juegan en contra de los optimistas que esperan una nueva subida de Bankia en Bolsa. La entidad ha perdido más de 4.400 millones de euros en el primer semestre, no repartirá dividendos durante mucho tiempo, tendrá que realizar numerosas desinversiones para reducir su abultado endeudamiento, al tiempo que la situación de crisis económica y aumento del desempleo empeorará todavía más sus cuentas en el futuro.

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