Cerrar

satélites

La auténtica clave de la vida moderna

Los satélites son la infraestructura invisible que vela por el orden en la tierra. gracias a ellos podemos orientarnos con el gps o hablar con el móvil

El satélite de comunicaciones Hylas 2, que fue lanzado desde el Centro Espacial de la Guyana Francesa el pasado 2 de agosto.

Publicado por
Rosa Jiménez
León

Creado:

Actualizado:

El GPS ya no recibe ninguna señal y te pierdes con el coche, no puedes llamar a nadie porque el móvil no funciona e incluso la electricidad llega con dificultades a tu casa. No es el fin del mundo pero se le parece: Es un día sin satélites, esa infraestructura lejana que vela por el orden en la tierra.

«Un mundo sin satélites sería una pesadilla. El mundo, la sociedad, la economía, en muchos países del mundo, simplemente se detendrían», explicó hace unos días el vicepresidente de la Asociación Europea de Operadores de Satélites (Esoa) y consejero general de Eutelsat, Michel de Rosen, con motivo del primer día europeo dedicado a los satélites, celebrado el jueves.

Si los satélites dejasen de funcionar un día, miles de millones de personas perderían el acceso a servicios de radiodifusión o a la información, y dejarían de estar conectadas o incluso quedarían incomunicadas.

Las actividades de socorro se detendrían, muchas fábricas dejarían de funcionar, cientos de millones de conductores usuarios de la tecnología GPS se perderían, no se podrían efectuar muchas operaciones en mercados financieros y la defensa de la mayoría de los países quedaría completamente al descubierto.

«Los satélites no sólo ofrecen la transmisión de la televisión o la previsión del tiempo, sino que también proporcionan la precisa referencia temporal que está detrás de tantas otras redes de comunicaciones», señaló la secretaria general de Esoa, Aarti Holla Maini.

Aludió también a las redes eléctricas de cada país, que sincronizan la hora por satélite, o incluso los mercados financieros o los servidores informáticos y centros de datos.

«Todas estas cosas se desacelerarían o incluso se pararían de golpe, la calidad de los servicios se volvería tan pobre, que la sociedad ya no funcionaría adecuadamente», aseguró.

En ese mundo sin satélites, además, las redes telefónicas se colapsarían e Internet se volvería increíblemente lento, hasta el punto de que en dos o tres días dejaría de funcionar.

«Hay muchas aplicaciones invisibles que garantizan los satélites de las que la gente no llega a darse cuenta», resumió Holla Maini.

Además de desempeñar un papel fundamental en la vida cotidiana, el sector tiene un importante peso en la economía europea: representa inversiones por valor de 20.000 millones de euros y da empleo directa o indirectamente a más de 200.000 personas de alta cualificación.

Los satélites también son vitales para el despliegue de operaciones de emergencia, tanto por su capacidad de tomar imágenes como por ofrecer la única vía de comunicación cuando las redes terrestres han quedado destruidas en un desastre.

Apoyo desde el cielo

«En un terremoto como el de Haití (de 2010), sin satélites no habría ninguna infraestructura terrestre y tampoco comunicaciones, y no podría situar a mi gente sobre el terreno para salvar vidas, reconstruir las casas o recrear el sustento para las víctimas del desastre», explicó el director general de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea, Claus Sorensen. En su opinión, los satélites ofrecen un «apoyo desde el cielo», que en zonas sacudidas por un desastre o un conflicto constituye «la única línea de vida» con los trabajadores humanitarios desplegados sobre el terreno.

Para De Rosen, «mucha gente infravalora el hecho de que los satélites son ahora parte de nuestra vida diaria, y nuestra vida cotidiana sería mucho peor, mucho más ineficaz, sin ellos».

Para garantizar que los satélites siguen contribuyendo a mantener el orden en la vida diaria, los operadores europeos instaron a las autoridades de la Unión Europea a apostar por la neutralidad tecnológica. También pidieron crear igualdad de condiciones para fomentar un «adecuado mix de comunicaciones» entre las tecnologías terrestres y la satelital.

«No estamos compitiendo con esas otras tecnologías, sino complementándolas», aseguró De Rosen, al tiempo que recordó que para ello es necesario que las aplicaciones terrestres no interfieran en el espectro radioeléctrico que precisan los satélites.

Desde su punto de vista, sin los satélites, que pueden garantizar un acceso más barato a la banda ancha en lugares rurales o remotos que por medio de las redes de fibra, no se cumplirán los objetivos de la Agenda Digital europea para 2020.

«Creemos que tenemos el teléfono garantizado, o Internet, y nos levantamos por la mañana pensando en conocer qué tiempo hará», indicó la secretaria general de Esoa, quien advirtió de que esa situación cotidiana estaría en peligro sin el servicio de los satélites.