CANTO RODADO
nos ‘quieren’ sumisas
La violencia de las palabras es brutal. no basta con que el alto cargo del pp que invita a violar leyes y mujeres dimita: merece una condena
María dijo no y fue asesinada. Este es el mensaje que el asesino confeso quiere trasladar a la sociedad. Alberto Linares dejó claro que fue él quien acabó con la vida de su ex novia y grabó su nombre en el arma asesina. Un poder delirante.
Con María son 38 las mujeres asesinadas este año a manos de sus parejas, maridos, ex parejas o ex maridos. Un número que se suma a las 61 del año pasado y a las 73 del 2010. Así podríamos seguir contando hasta donde haya estadísticas fiables. Pero no se trata de números. Lo importante es que detrás de cada uno, de cada una, hay una tragedia y una vida aniquilada. Y un asesino al que generalmente no vemos la cara. Un verdugo prepotente.
La violencia asesina nos espanta. Nos remueve las entrañas de dolor. Pero no surge de la nada. Ni es fruto de la pasión. Eso ya lo vamos aprendiendo. Lo que aún no acabamos de digerir es que por debajo de las muertes, por debajo de las heridas, por debajo de los palos, e incluso del terror psicológico y de la dependencia emocional, hay una violencia pública y consentida. Aplaudida y reída.
Inclasificables
La violencia de las palabras es brutal. Del chúpamela por mis cojones como insignias de poder y mando, al coñazo para hablar de algo pesado y aburrido. El cuerpo de la mujer degradado y devaluado. La violencia de las palabras también mata, aunque sea silenciosamente. Mata la libertad, la dignidad, la belleza, el amor, el respeto. ¿Palabras utópicas acaso?
Algo grave pasa en una sociedad en la que un alto cargo del Gobierno del PP veja a las mujeres (y a la ley) invitando a violarlas. No basta con que dimita el tal Castelao Rodríguez. Un inclasificable. Merece una condena. Pero el Gobierno calla.El Gobierno está ocupado insultando al juez Pedraz por hacerse eco de la voz de la calle en la sentencia del 25-S.
Sustenta la violencia una sociedad patriarcal que justifica/explica la agresividad de los niños por su condición de varones, que mitifica y falsifica las relaciones de chicos y chicas en las series televisivas y alienta las imágenes de candados cerrados como símbolo del amor eterno y verdadero. Sustenta la violencia una sociedad que ha tomado como patrón para la igualdad los valores de la desigualdad. Que premia a las mujeres que se comportan como machos para acceder y mantenerse en el poder y devalúa el universo femenino. Con mofa o paternalismo. Tanto monta.
Un paso adelante
Las manifestaciones de la población de Cistierna y Sabero contra el asesinato de María Valladares son gestos de dolor y condena colectivos. Y es importante que los alcaldes, como ha hecho Nicanor Sen en Cistierna, se sumen y propicien la repulsa pública de los crímenes por violencia de género. Es importante que los hombres den un paso adelante y que sigan los pasos de Prometeo Hombres por la Igualdad en León. Pero urge dar un paso al frente contra la violencia de las palabras. Como se hace cada lunes sin sol en el corazón de León.
En Botines, donde Gaudí, inmortalizado en bronce, contempla impasible la queja colectiva cada día de la semana. Es el ágora de ese León que no se conforma con el pan y el circo. O con darle a la tecla ‘me gusta’ del facebook. Es la gente que, como Clara Campoamor hace 81 años, cree que otro mundo es posible. Y da un paso al frente para intentar atraparlo.
Feminismo y humanismo
Nos quieren sumisas. Quienes no nos quieren, claro. Quienes quieren que les quieras como ellos quieren. O que hagas lo que ellos quieren. Esos que no han aprendido que ‘cuando digo no, es no’. Nos quieren sumisas. Y no sólo a las mujeres. También a los hombres. Personas sumisas. El patriarcado es el sistema. Hay mucho que aprender de la lucha de las mujeres, del feminismo, que es humanismo, para cambiar el mundo.