mitos y realidades
la influencia de la sirena Ariel
¿Cree realmente que las sirenas existen? lamentablemente, estos seres no son reales. así lo asegura un grupo de científicos americanos
Lo curioso de que alguien niegue la existencia de las sirenas es que otra persona pensó antes que no se trata de seres mitológicos y de leyendas sino que su cuerpo mitad humano mitad pez existe y podemos encontrarlas, como cualquier otra especie marina, surcando los océanos.
Pero lo cierto es que la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (Noaa) ha tenido que negar mediante un comunicado que las sirenas existen, después de que un documental de televisión causara confusión entre telespectadores y algunos llegaran a creer que las sirenas viven en el fondo del mar.
Fascinación infantil
Aunque una preciosa Daryl Hannah saliera del agua, cual escultural e inocente sirena, o apareciera en la película Splash dispuesta a encontrar a su príncipe, interpretado por Tom Hanks, todo se queda en la fantasía de un guión cinematográfico.
La fascinación de los niños por uno de los clásicos recientes de Disney La Sirenita en el que, Ariel, una dulce sirena cautiva con su voz y salva del naufragio a un príncipe, no es más que eso, una historia infantil con reminiscencias de relatos de otro tiempo, dulcificados.
«No tenemos evidencia alguna de que se hayan encontrado humanoides acuáticos», indica la Noaa en la página web del Servicio Nacional Oceanográfico (NOS) estadounidense, que se encarga de ayudar a las áreas costeras a hacer frente a amenazas como el cambio climático y la contaminación. Así, de una manera escueta y simple, rompió el encantamiento.
La inquietud de los ciudadanos vino motivada por un documental que se emitió en el canal de televisión Discovery Channel que sembró dudas entre los espectadores, que se lanzaron en tropel a preguntar a la Agencia Federal sobre estos seres.
La profesora Laura Rodríguez Peinado, del Departamento de Historia del Arte I (Medieval) de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, señala que «dentro de la cultura occidental las sirenas han llegado a ser un elemento cotidiano. Quizá las películas han ayudado a crear una perspectiva de un ser enigmático y positivo», una característica que no tenían anteriormente, pues «estaban ligadas a lo pecaminoso, a la lujuria, dentro de un sentido misógino de la tentación, que lleva hacia el mar y la oscuridad, hacia la perdición y la muerte». Aunque reconoce que ya en el siglo XIX comienza a darse a estas figuras mitológicas «un carácter más benévolo y positivo».
Ficción y realidad
Discovery Channel dice, en la presentación del documental en su página web, que el programa da «una imagen tremendamente convincente de la existencia de sirenas, lo que parecen, y por qué han permanecido ocultas, hasta ahora».
El programa mezcla hechos reales y fenómenos no explicados, con el testimonio de dos científicos que cuentan que encontraron restos de una criatura marina, hasta ahora no identificada. También se describe cómo las sirenas podrían haber evolucionado del árbol genealógico humano primitivo.
Rodríguez Peinado es autora de un estudio titulado Sirenas , en el que explica que su principal atractivo era «su seductor canto de amor que ejercía sobre quien lo escuchaba. Una atracción fatal. Nació como símbolo de los peligros que entraña el abismo marítimo, pero en la Edad Media se asoció a la lujuria, la tentación y los peligros que encarna la sexualidad».
«Las fuentes literarias del mundo griego presentan a las sirenas como seres marinos cuya genealogía no está muy clara que apunta a que se trata de un «mito Homérico» que se manifiesta de manera clara en La Odisea , cuando Circe alerta a Ulises sobre unos seres encantadores de la costa Amalfitana que con sus cánticos embaucan al navegante y le llevan al naufragio».
«La cuestión —dice Rodríguez Peinado— es que esa costa es rocosa y, por un fenómeno natural, el ulular del viento puede llegar a producir sonidos ensordecedores», además, indica, las rocas hacían encallar a los navíos «y de ahí surge el mito».
Y añade que, en un principio, la morfología de las sirenas era de mujer pájaro. La representación de las sirenas como «mujer pez se desarrolla a partir de la Edad Media». «Se fueron transformando en seres pisciformes para aclimatarse al hábitat acuático», indica. Pese a la historia y las evidencias, el mito seguirá vivo en la imaginación colectiva.