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nATALIA cRESPO

León crea para la 'jet set' mundial

La creatividad no está reñida con la elegancia y esta diseñadora floral, hoy afincada en León tras varios años en Marbella, hace gala de ello con una inmensa lista de princesas, jeques árabes, empresarios o magnates del mundo para los que ha creado originales y únicos trabajos decorativos. Su último logro, el reconocimiento por parte de la alta sociedad rusa

El vestido diseñado por la leonesa Natalia Crespo, elaborado a partir de pétalos de rosa, que ganó el segundo premio en el ‘Baile de las Flores’ de Marbella.

Publicado por
Sonia Vidal
León

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El mundo de la floristería, la moda, los complementos o la decoración se reinventa. El buen gusto y la creatividad no están de capa caída ni en estos tiempos algo grises. Aún quedan ese tipo de personas que muestran a uno una gran sonrisa, que luchan por sacar adelante sus buenas ideas y que, en efecto, consiguen triunfar gracias a su gran trabajo y constancia.

La leonesa Natalia Crespo es una de ellas. Proveniente de una extensa saga de floristas de la provincia y de alfareros de Jiménez de Jamuz, ha conseguido labrarse un impresionante currículum como artista floral. Durante 14 años se ha formado en diferentes escuelas del mundo y cuenta con una vasta lista de cursos en variadas disciplinas del arte floral. El Papa, personajes de la realeza, jeques árabes o parte de la jet set mundial han sido algunos de sus clientes y tras vivir varios años en Marbella, hoy regenta una pequeña tienda de diseño con flores en el barrio de La Palomera —Flor Creativa—.

Pero para conocer bien la calidad de sus trabajos hay que hablar de su reciente y último reconocimiento a nivel internacional como ha sido ganar el segundo y tercer premio en un conocido evento en Marbella para la jet set rusa de la ciudad.

Triunfo en el ‘baile’ marbellí

El día 1 de octubre comenzó una nueva aventura profesional para Natalia Crespo. En realidad, comenzó algún tiempo antes, cuando recibió la llamada que le llevó a participar con sus diseños en un evento tradicional celebrado en el Hotel Puente Romano de Marbella, conocido como el Baile de las Flores . A través de su amigo y reconocido florista Pepe Berrocal —perteneciente a una generación de más de 40 años en el sector en Marbella— agentes de la empresa Comunicaciones Rusas —que comprende el periódico ruso MK España y la revista La Vida Linda — se pusieron en contacto específicamente con esta leonesa para crear sus trajes corporativos, que fueron presentados en el citado evento marbellí.

«La sorpresa fue mayor cuando me ofrecieron además participar dentro de concurso con otros tres vestidos. Iba a ser un trabajo brutal, pero no me lo pensé dos veces», cuenta Natalia sobre su experiencia en su último trabajo a nivel internacional. Así, durante una semana, un equipo de dos técnicos, un diseñador y la joven florista leonesa —de 35 años de edad— se volcaron en la creación de un total de cinco trajes florales —dos corporativos y tres para concurso— con un trabajo diario creativo y de producción de más de ocho horas.

El resultado, un espectáculo para la vista. Y lo mismo debió de apreciar el jurado marbellí, que concedió el segundo y tercer premio a dos de las tres creaciones a concurso de Natalia Crespo y su equipo.

Coser pétalo a pétalo

Frutas, plumas o flores. Esos son sólo algunos de los inimaginables elementos que Natalia Crespo utiliza en sus creaciones. La ferretería, aunque impensable, es habitual en sus diseños. Sorprendentemente la leonesa ha llegado a crear ramos de novia con bastoncillos de los oídos, clavos o bridas de plástico; además de estructuras florales a partir de la masa china que se come en los rollitos de primavera. Incluso tocados con tubos de manguera. Es singular la creatividad que se desprende de esta leonesa. Pero todo esto lo reservó un poco y en Marbella subió al escenario con originales creaciones basadas en la mezcla de flores y fruta. «El traje del primer premio, que imitaba la cola de un pavo real, estaba compuesto con una capa de pétalos de rosa cosidos o pegados uno a uno. El corpiño del segundo premio era un collage de mondas de naranja», explica la joven leonesa. El primer premio fue a parar para el vestido Evergreen del florista Bob Slingerland, «que era también espectacular», añade.

Hasta el encuentro en Marbella desfilan por la vida de Crespo y su equipo muchas horas de diseño, montones de bocetos en papel o estudios sobre la durabilidad de las flores. «Esto es básico, no puedes llegar al desfile con el material estropeado. Por eso recurrimos a lo que se conoce como sellar las flores y así mantener su duración y belleza». Texturas, degradados o armonías de colores. Un trabajo de creación e ingenio innato, en el que todo acaba medido al detalle. Pero siempre abierto a la improvisación, pues hasta la llegada al otro lado del Atlántico el equipo no dispone de los materiales con los que trabajará. A Marbella llegaron con lo puesto , las estructuras de unos trajes a los que luego debían añadir decenas de kilogramos de flores —facilitadas por proveedores marbellís— y una modelo desconocida que soportaría luego el vestido. «Todo eran retos y complicaciones —añade Natalia— pues el peso del traje no podía soportarlo ni sabía moverlo cualquier chica». «Los trajes se guardaban puestos en maniquís en cámaras frigoríficas gigantes para conservar sus flores y la modelo real se lo colocaba en el último momento para preservar al máximo el atavío y que luciera espectacular frente a los ojos de toda la jet set que se concentraba en el salón», comenta.

El momento final, «un caos». Crespo subió al escenario atónita entre voces en ruso que, dedujo, premiaban su esfuerzo y el de los suyos concediéndoles finalmente el segundo y tercer galardón de la jornada. «No me lo esperaba para nada ni estaba siendo consciente casi, entre todo el trabajo, de que mis diseños ya habían desfilado. Ni me había sentado a cenar cuando escuché mi nombre y muchas voces en ruso o inglés. ¡No daba crédito!. Es realmente gratificante que valoren la creatividad que nace de uno».

Ida y vuelta a América

De León a Marbella y de Marbella a León. La florista Natalia Crespo cruzó el Atlántico y se instaló durante varios años de forma intermitente en la costera ciudad estadounidense. De la mano del maestro florista Roberto Silvosa ha trabajado para una larga lista de personajes y empresas de la alta sociedad mundial, incluida la realeza.

Pero las excentricidades del mundo de la jet set le trajeron de vuelta a León, a buscarse a sí misma y a crear «sin condiciones». «La alta sociedad te impone el trabajo y te dice exactamente qué es lo que quieren. Eso no me permitía dar rienda suelta a mi expresión artística», describe la diseñadora Natalia Crespo. Hoy, según sus palabras, trata de transmitir sus sensibilidad a través de cada diseño, «cre-ar algo especial y único para y según cada persona». Así, es lo que ha conseguido en su pequeño mundo floral, en Flor Creativa ( www.florcreativaleon.com ).

¿Y ha sido difícil el camino? Al menos, de mucho trabajo. «Durante años me he formado en distintas disciplinas como el paisajismo, los grandes espacios o el arte nupcial, que es sobre todo esto último a lo que me dedico actualmente», explica la leonesa. Con el tiempo, asegura, y tras poner a disposición de unos y otros sus trabajos, «uno se da cuenta de que quizá sí que vale para lo que hace. Hoy la experiencia avala mi trabajo y creo en una nueva manera de arte floral: la diversidad y la fusión entre el cliente y el creador».