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Un reto personal

Un centro de referencia en la Comunidad

Club Hípico Marialva.

El jinete leonés establece un estrecho vínculo personal con sus caballos, alrededor de los que gira su vida laboral y personal.

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León

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«Hasta ahora, este ha sido mi mayor reto, haber creado un centro reconocido por los profesionales del sector en León y donde vienen a visitarme jinetes de todos los lugares por mi trabajo en la doma clásica». Álvaro Álvarez, natural de Villaobispo, es el director del Club Hípico Marialva, en Santovenia del Monte. En ocho años de trabajo ha ‘construido’ un centro de alto rendimiento para el entrenamiento de caballos —el único en la provincia con estas características—, convertido hoy en un referente dentro y fuera de la Comunidad, asegura el jinete. Con un total de 40 caballos, el Centro Marialva se dedica, bajo la visión de la doma clásica, a la preparación de los equinos y sus jinetes para la competición. «Hacemos un entrenamiento desde nivel cero hasta de caballos que ya han sido tratados y sólo hay que guiarles hacia la competición», explica. «Igual en el caso de los jinetes», añade, que llegan a Santovenia desde todas partes de España: «Ibiza, Madrid, Palencia...», enumera Álvarez. «Les introducimos en la doma clásica o les ayudamos a tecnificar y mejorar». Desde hace cuatro años, comenzó un plan de tecnificación de jóvenes talentos de la Real Federación Hípica Española y, «con nuestra formación, hemos conseguido incluir en éste a tres de nuestros alumnos». El club cuenta con un equipo multidisciplinar formado por cuatro jinetes —supervisados por Álvaro—, un fisioterapeuta y un dentista equinos, dos herradores y un veterinario. «La preparación del caballo es diaria. Caminan en una noria, pasean en libertad con la manada y entrenan técnica con el jinete», explica. ¿Y cómo conseguís los caballos? Álvaro comenta que muchos jinetes traen el suyo y, algunos otros llegan de la mano de ‘brokers’ desde Centroeuropa con el fin de prepararlos para su venta.

Una vida que este joven leonés se ha labrado con gran esfuerzo. «Pero nada hubiese sido posible sin el trabajo también de mis compañeros leoneses Joshua Vega y Judith García, que comparten mi pasión». Y la conclusión, clara. «Con gran esfuerzo uno puede llegar a vivir de aquello que realmente le apasiona».